
"Con esta decisión, la Fórmula 1 se convierte en cómplice de lo que ha pasado, se convierte en uno de los instrumentos de represión del Gobierno de Bahrein. Es un error que no se olvidará y que, si no se rectifica, tendrá un alto coste para la Fórmula 1", criticó Mosley en una columna en el diario Sunday Telegraph. "Si yo estuviera al frente de la FIA, esta carrera se celebraría sólo por encima de mi cadáver".
Así mismo el ex mandatario entiende que "no es la función de un organismo deportivo tratar de dictar a los gobiernos lo que pueden y no pueden hacer" y que la FIA no puede permitirse el lujo de ser utilizada con fines políticos.