Ricardo Sánchez Serra
Tras culminar su misión diplomática en el Perú, el embajador de Uruguay, Luis Hierro López, hace un balance sereno pero firme de su gestión. Político de larga trayectoria y figura respetada en el ámbito regional, Hierro López impulsó una renovada agenda bilateral basada en el comercio, la tecnología y la cooperación estratégica. Durante su paso por Lima, promovió el acercamiento entre ambos países en un momento clave para América Latina. En esta entrevista, reflexiona sobre los logros alcanzados, los desafíos compartidos y el potencial de Uruguay en el nuevo eje del Pacífico. También habla de su visión sobre la gobernabilidad, la diplomacia y el papel de los países pequeños con ideas grandes.
Una conversación que combina experiencia, convicción y mirada de futuro.
– Embajador, tras culminar su misión en el Perú, ¿cuál considera que ha sido el mayor logro de su gestión diplomática en estos años?
Se ha restituido el vínculo político entre ambos países y destrabamos la negociación comercial para profundizar el ACE 58 –Acuerdo de Complementación Económica No. 58, Perú-Mercosur– que será muy beneficioso para incrementar el comercio y las inversiones en el próximo tiempo.
Sobre el primer punto, el vínculo político, si bien Perú y Uruguay han tenido siempre buenas relaciones, no había hasta ahora una gran preferencia recíproca. Desde octubre de 2023 esa ecuación cambio, al invitar a una importante delegación de gobernantes, congresistas y empresarios a visitar Montevideo y observar los avances empresariales y tecnológicos que vive Uruguay – que son muy importantes – pudiendo los visitantes apreciar que Uruguay tiene estándares democráticos y republicanos de primer nivel, por lo que empezaron a visualizarlo como un socio importante. De esa visita, dedicada entre otros temas a seguir de cerca la impactante evolución de las zonas francas uruguayas, surgió la cooperación directa de las autoridades uruguayas en la preparación de la ley de zonas económicas especiales, que está aquí en marcha. A la vez, intensificamos la cooperación tecnológica, por ejemplo, en genética ganadera y lanar, donde Uruguay tiene muy rica tradición; y Perú nos asesorará en materia pesquera, campo en el que sobresale. La visita abrió ese nuevo tiempo.
En materia comercial, logramos destrabar tras varios años de postergaciones la negociación para profundizar el ACE 58, desgravando casi la totalidad de los productos de intercambio, garantizando inversiones, exonerando la doble tributación, dando garantías a las empresas, estableciendo regímenes de derechos de autor, en fin, todos los instrumentos que se manejan en los acuerdos comerciales. Para Uruguay ello es muy importante, porque Perú negocia en las grandes ligas, prepara acuerdos con India, con Indonesia y con otras potencias asiáticas; y el hecho de que, en medio de esa exigente agenda, se haya dado tiempo para incorporar a Uruguay, es muy alentador.
– ¿Qué obstáculos concretos enfrentó para destrabar una negociación que llevaba años postergada?
Perú tiene una medida proteccionista respecto al arroz que puede perjudicar las exportaciones de Uruguay, en la medida en que hay una sobretasa que puede llegar a ciento y pico de dólares por tonelada. Pero, a su vez, Uruguay aplica la tasa consular, que es una lancela a todas las importaciones de todo origen. Este punto de la negociación nos ha quedado para definir en la ronda de conversaciones presenciales que habrán de mantenerse en septiembre. Mi impresión es que estamos cerca de ir buscando una solución para limpiar totalmente la situación comercial y que no haya recargos de este tipo. Pero el mundo está muy complicado, el mundo gira hacia el proteccionismo, increíblemente. Los dos países, tanto Uruguay como Perú, tienen que cuidar sus intereses e ir despacio. Pero, indudablemente, la negociación que ya se ha firmado habilita a nuevos espacios de entendimiento y de cooperación, y por lo tanto, en este sentido, soy optimista.
– ¿Qué impacto espera que tenga este acuerdo en el corto plazo para las pequeñas y medianas empresas de ambos países?
Hay inversiones peruanas en Uruguay en el sector agrícola, en el sector hortifrutícola y en el sector de construcción, y hay inversiones uruguayas en Perú en materia de seguros, en materia de informática y de software. En este tema es donde las pequeñas empresas pueden andar muy bien, porque una pequeña empresa puede tener software, puede ser pequeña, manejarse muy bien, ser muy competitiva, y allí Uruguay puede tener un gran desempeña. Por lo tanto, el capítulo del acuerdo que ya se ha firmado, que habilita los intercambios en materia de servicios y de zonas francas, puede ser de enorme interés para Uruguay y para Perú.
– ¿Uruguay mira ahora más hacia el Pacífico?
Sí. Uruguay siempre ha estado más vinculado al Atlántico y a Europa, pero es un hecho que el eje comercial, tecnológico e inversor del mundo ha girado hacia el Pacífico, por lo que es oportuno y necesario que Uruguay mire hacia acá. Lo más importante de estos años en Perú es, precisamente, que he podido observar este proceso. Debemos vincular a través de la hidrovía y del transporte vial al Río de la Plata con Perú y debemos recordar siempre que la conexión ferroviaria Santos-Chancay será realidad pronto. El mundo cambia mucho y va rápido.
– ¿Qué rol cree que jugará esa conexión ferroviaria en la integración regional y en la estrategia logística de Uruguay?
El trazado del ferrocarril San Pablo–Chancay va a dar vuelta a América Latina. Es una situación que, de concretarse —y yo espero que sí, que se concrete rápidamente— va a significar un eje transversal que implicará la rotación de Brasil hacia el Pacífico, y con Brasil, todos los países que somos vecinos. La conexión entre el Río de la Plata y Chancay es más complicada, porque requiere un tipo de transporte multimodal: ferrocarril, chatas por la hidrovía y camiones.
Lo que estamos estudiando -y acá Juan Carlos Mathews, el exministro de Comercio, inauguró esa propuesta y nos dio consejos y asesoramiento- es qué corriente exportadora puede utilizar Perú para volver al sur. Porque una cosa es que el transporte venga desde el Río de la Plata hacia Chancay, pero no puede volver vacío: tiene que regresar con mercadería. Y eso es lo que vamos a trabajar en un grupo de estudio binacional Uruguay–Perú, para ver cómo podemos aprovecharlo.
Expertos referidos por Juan Carlos Mathews me han dicho que también puede convenir a Perú una salida por el Río de la Plata. Todo eso puede darse en cinco años, en tres años… no importa. Tenemos que empezar cuanto antes a diseñar, a pensar, a proyectar, porque hay que ir muy rápido en este tema. O sea que es beneficiosa la conexión sur–Chancay, Río de la Plata–Chancay.
– ¿Qué imagen del Perú se lleva consigo? ¿Hubo algo que lo sorprendiera o transformara su percepción del país?
Perú es tan cautivante como sorprendente. Si tiene más previsibilidad política, gobernabilidad, institucionalidad más fuerte y un sistema de justicia confiable, será pronto otra vez un gran país.
– En un contexto regional marcado por tensiones políticas y desafíos democráticos, ¿cómo ve el papel de Uruguay y Perú dentro de América Latina hoy?
Los países de América Latina somos diversos y nos cuesta mucho unirnos en una plataforma política. Debemos aprovechar la infraestructura y las inversiones para hacer cosas juntos. La identidad política vendrá después. Pero mientras tanto, encontrar socios con proyectos e iniciativas comunes, como pueden serlo Perú y Uruguay, es muy conveniente y saludable.
– Usted ha sido vicepresidente de Uruguay y proviene de una familia con fuerte tradición política. ¿Cómo influyó esa experiencia en su rol como embajador?
La formación política ayuda a comprender a los pueblos y a las sociedades. Da amplitud y mirada un poco más larga.
– ¿Qué oportunidades ve para que Uruguay y Perú profundicen su cooperación en áreas como educación, tecnología o energías renovables?
Puede haber varios campos. Aunque ya no lo haga como embajador, me llevo a Uruguay varias iniciativas que deseo impulsar para mejorar la integración entre nuestros países. Hay un amplio campo para la cooperación.
– Finalmente, ¿cuáles son sus planes personales y profesionales tras cerrar este capítulo en Lima? ¿Volverá a la política, a la escritura, o a la vida más tranquila?
No me veo quieto, en casa, mirando televisión. Estaré bregando por las ideas liberales como lo he hecho siempre y procuraré volcar esta experiencia internacional que me ha sido muy rica, para contribuir a generar acuerdos y acercamientos para que los países tengan mayor gobernabilidad. La cuestión contemporánea ya no es tanto si se gobierna a la derecha o a la izquierda, sino si se gobierna bien, si los países ofrecen gobernabilidad y si los gobernantes actúan con decencia y eficacia, cumpliendo los programas comprometidos. Ése es el gran desafío para vencer nuestros rezagos.
– ¿Considera que su experiencia en Perú ha cambiado su perspectiva sobre el rol de Uruguay en el escenario internacional?
No, lo que la experiencia en Perú me ratifica es que Uruguay es un país muy bien considerado en el mundo. Por su tradición democrática, por su Estado de derecho, por su sentido de la justicia, por su proyección internacional. Y este es un activo que los uruguayos tenemos y del que todavía quizas no seamos del todo conscientes. Tenemos que sentir esa especie de orgullo, porque así nos ven afuera, y por algo es que así nos ven afuera.
Desde ya que Uruguay tiene que confirmar en el mundo que, siendo un país relativamente pequeño, puede seguir siendo un país influyente. En los foros internacionales, en todas las reuniones. Y me parece que, justamente, no es que vayamos a ser socios o cómplices Uruguay y Perú en los foros, pero podemos ser buenos amigos. Y esto creo que es una expresión muy interesante, porque el mundo internacional es un mundo de alianzas, de intereses comunes, de buscar los acuerdos. No de un multilateralismo completo que termina siendo una cosa un poco deforme, y que finalmente es manejado por grandes mayorías un poco anónimas. Pero si hay lealtades, hay sociedades, hay socios. Y bueno, Perú y Uruguay pueden ser muy buenos socios en los próximos 15 o 20 años en todos los temas internacionales.
(*) Premio mundial de periodismo “Visión Honesta 2023”