Por: Ricardo Sánchez Serra // Cachemira: la chispa de un conflicto nuclear que requiere atención mundial

El Papa Francisco advirtió sobre la existencia de una “Tercera Guerra Mundial a pedazos”, una realidad que se refleja en el conflicto entre la India y Pakistán, dos potencias nucleares cuya disputa tiene repercusiones a nivel global.

La región de Cachemira, reconocida como territorio soberano de la India desde 1947 tras el Instrumento de Adhesión, ha sido escenario de violencia y conflicto. Tras la retirada británica, Pakistán invadió la región, lo que llevó al maharajá Hari Singh a unirse oficialmente a India, un acto respaldado por la ONU. A pesar de esto, Pakistán retuvo partes del territorio y cedió otras a China, aumentando las tensiones en la región.

El reciente atentado terrorista en Cachemira, con un saldo trágico de 26 muertos y 13 heridos, ha marcado un punto de inflexión en el conflicto. El grupo subversivo Frente de Resistencia, con vínculos al Lashkar-e-Taiba, fue señalado como el responsable del ataque. India tomó medidas drásticas en respuesta, lo que Pakistán consideró como un acto de guerra, lo que ha llevado a una escalada de tensiones entre ambas naciones.

Este no es un incidente aislado; otros ataques como los de Pulwama, Uri y el Parlamento indio han sido atribuidos al respaldo de Pakistán a grupos terroristas. Mientras tanto, China, aliada de Pakistán, observa en silencio, pero su influencia podría ser crucial para la resolución del conflicto.

India destina $7 mil millones anuales al desarrollo de Cachemira, hogar de 14.5 millones de personas, una cifra significativamente mayor que los fondos que Pakistán destina a las zonas que controla en la región. Sin un apoyo externo, Cachemira corre el riesgo de convertirse en un Estado fallido, empobrecido y sin rumbo.

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En conclusión, la disputa en Cachemira no solo afecta a la región, sino que representa una amenaza a nivel global. La comunidad internacional debe actuar para respaldar la soberanía legítima de la India y para instar a Pakistán a detener sus acciones provocativas. Si el conflicto continúa intensificándose, las consecuencias se sentirán en todo el mundo.