Cinco lecciones del acuerdo entre Estados Unidos y Reino Unido

Ya sea para calmar la incertidumbre en los mercados y reactivar las inversiones, o para confirmar su fama como el “mejor negociador del mundo”, el presidente estadounidense tiene prisa por alcanzar acuerdos arancelarios.

“Me gustaría tener 10 Scotts (Bessent) y 10 Howards (Lutnick). Así podríamos negociar más acuerdos al mismo tiempo”, dijo refiriéndose a los secretarios del Tesoro y de Comercio, quienes han asumido el liderazgo de las negociaciones.

La declaración fue parte de la rueda de prensa que siguió al anuncio del acuerdo comercial con Reino Unido, el primero alcanzado en este período de tregua arancelaria que vence el 2 de julio.

“En realidad, este es un acuerdito. Es un acuerdito que Trump necesita con urgencia porque tiene que mostrar resultados. Los mercados financieros están muy nerviosos y tienden a reaccionar no solo a noticias a corto plazo, sino a noticias de último momento. Por lo tanto, ahora la lectura será positiva, será que la racionalidad está volviendo a la Casa Blanca”, afirma Osvaldo Rosales, quien lideró la negociación del TLC de Chile con EEUU.

Pocas horas después del anuncio, los balances están politizados. Mientras Washington celebra, en Londres hay una sensación de derrota. El primer ministro Keir Starmer logró que el arancel impuesto a los autos británicos bajara de 27,5% a 10%, beneficios limitados pero bienvenidos para el sector automotriz. A cambio, abre su protegido sector agrícola y de alimentos a la carne y otros productos estadounidenses, mientras EEUU eleva sus aranceles.

Pero, sobre todo, según Rosales, no se puede hablar de un acuerdo comercial, ya que lo anunciado se concentra en cuotas, excepciones y condiciones provisionales. Algo que el mercado notó casi de inmediato, controlando su reacción, al menos del lado británico.

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Sin embargo, a pesar de no ser un trato comercial formal, lo anunciado el 8 de mayo deja lecciones importantes para los países esperando negociar con Washington, entre ellos Chile.

1. BUEN TRATO

Donald Trump quiere “respeto”. Durante la llamada para anunciar el acuerdo, Starmer no escatimó elogios a Trump, a quien llamó familiarmente “Donald”.

Algo similar a lo sucedido con México, cuando su presidenta Claudia Sheinbaum resistió la presión de anunciar represalias por los aranceles de EEUU y optó por negociar. Finalmente, las tarifas fueron levantadas.

Respecto al anuncio con Reino Unido, Trump escribió: “Este acuerdo demuestra que, si se respeta a EEUU y se presentan propuestas serias, EEUU está abierto para los negocios”.

Contrario a China o la Unión Europea, Reino Unido no anunció represalias ante las “tarifas recíprocas” de Trump, declarando su disposición a negociar. Trump reconoció que eso llevó a que fuera el primero en obtener “un buen acuerdo”.

2. CONTRARRELOJ

La Casa Blanca está bajo presión para mostrar resultados. La amenaza de repisas vacías en los próximos meses se vuelve más real con cada día que pasa.

Eso implica desventajas para los países al otro lado de la mesa de negociación. El mejor ejemplo es la contradicción respecto a los aranceles al acero y aluminio.

Un marco de negociación, eso es lo que los países obtendrán de EEUU en esta ronda de negociaciones. En el caso de Reino Unido, la promesa es firmar un acuerdo comercial más completo en los próximos 12 meses.

A decir del economista Alan Beattie, al apurarse a un acuerdo, Reino Unido se ha puesto en desventaja para el proceso que sigue.

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Es decir, nada garantiza que los acuerdos alcanzados hasta el 2 de julio vayan a respetarse o mantenerse en el tiempo.

3. PISO DE NEGOCIACIÓN

Cuestionado sobre si Reino Unido podía reducir aún más los aranceles, Trump fue determinante: “10% es el mínimo”.

Hay una defensa ideológica entre el equipo de Trump sobre la validez del uso de aranceles para “emparejar la cancha” comercial, además de la necesidad del Tesoro estadounidense de obtener más ingresos.

Matías Pinto Pimentel plantea que esto complica las perspectivas para la negociación de Chile.

De ahí que lo anunciado entre EEUU y Reino Unido sirva poco para guiar a Chile, según Rosales.

4. INTERESES ESTRATÉGICOS

Trump mostró interés en cerrar pronto acuerdos en sectores estratégicos. Pinto lo ve como un acuerdo estratégico, no comercial.

El acuerdo con Reino Unido muestra que podría haber interés en negociaciones sectoriales en materias que están siendo investigadas contra productos chilenos.

Para Brad Setser, la flexibilidad mostrada en torno a productos de la sección 232 es el precedente para las negociaciones futuras.

5. NADA COMO ANTES

El mundo está cambiando y hay una recomposición del comercio internacional.

El acuerdo entre EEUU y Reino Unido marca el inicio de una era en la que el multilateralismo da paso a la política del interés propio.

Solo eso explica apurarse a un acuerdo sin garantías, en desventaja, solo por la amenaza de peores condiciones.

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