Incluso con un 300%: Empresas estadounidenses en China están bien.

Se señala que, aunque EE.UU. suba los aranceles al 300%, miles de empresas seguirán produciendo en China. ¿La razón? Un ecosistema industrial tan eficiente que países como Ecuador están, literalmente, a décadas (y cientos de miles de millones de dólares) de distancia.

Por ello lo de Trump de traer de vuelta los empleos”, convirtió el déficit comercial en enemigo público. Pero, las fábricas no regresan a Ohio, ni a Detroit, ni a ninguna ciudad estadounidense. En cambio, miles de empresas estadounidenses siguen produciendo en China por “eficiencia”.

Adrián Díaz Marro, empresario con años de experiencia en China dice que la mayoría no conoce el tema de la China.

El mito de que China es “mano de obra barata” ya no tiene sentido. Hoy, los salarios en las ciudades industriales son comparables a los de Europa del Este. Pero China sigue liderando porque tiene algo que ni EE.UU. ni países como Ecuador pueden replicar: una cadena de valor integrada, ágil y monumental.

En lugares como Yiwu o Shenzhen, se concentran miles de empresas que hacen tornillos, sensores, pantallas, chips, carcasas, entre otros. Todo a minutos de distancia unas de otras. Es el equivalente industrial de tener un Amazon físico de fábricas, donde un iPhone puede ensamblarse con partes que llegan en poco tiempo desde la otra cuadra.

“Hay ciudades que se especializan en un solo producto. En Yiwu, hay un mercado con millones de productos a escala de fábrica. Eso no lo tiene ni EE.UU., ni Europa.», ha explicado Díaz Marro.

Foxconn, en Zhengzhou, ensambla 500.000 iPhones al día. ¿Cómo? Tiene 300.000 empleados y una red de proveedores literalmente alrededor del edificio. La logística es tan perfecta que si un puerto se detiene, hay rutas alternas ya listas.

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Replicar esto en EE.UU. no es solo costoso; es inviable a corto plazo. No hay técnicos suficientes, no hay proveedores cercanos, no hay incentivos estatales. Según el Boston Consulting Group, recrear ese ecosistema le costaría a EE.UU entre $1,5 y $2,5 billones de dólares y requeriría entre 15 y 25 años.

Y otros países de donde pecata mia la inversión y máxime que  ello , sin considerar la fragilidad institucional, la falta de técnicos, la escasa inversión en ciencia, la débil infraestructura logística y la inestabilidad política crónica.

El absurdo del proteccionismo es que termina castigando a las propias empresas estadounidenses. Según datos del propio gobierno, el 40% de lo que EE.UU. importa de China son productos fabricados por empresas estadounidenses que operan allá porque allá funciona todo mejor.

Nike, Apple, Tesla o General Motors no producen en China por ideología. Lo hacen porque es el único lugar donde sus cadenas de suministro son tan rápidas, eficientes y confiables que pueden competir globalmente. Penalizarlos por eso solo encarece sus productos… para el consumidor estadounidense.

En  una relación simbiótica. China necesita exportar, y EE.UU. necesita financiar su déficit. Sin esa dinámica, el sistema financiero global se desbalancea.”, acotó Díaz Marro.

Trump insiste en que EE.UU. “pierde dinero” con China. Pero eso es ignorar cómo funciona el comercio global. EE.UU. compra productos chinos baratos y eficientes, lo que reduce sus costos de vida. A su vez, China compra deuda estadounidense, invierte en bonos del Tesoro y financia el propio déficit de Washington.

China no acumula dólares en una caja fuerte. Los reinvierte en EE.UU., asegurando tasas de interés bajas, crédito accesible y estabilidad para el dólar.

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La guerra comercial de Trump es como intentar frenar un tren de alta velocidad lanzándole piedras. Mientras EE.UU. calcula cómo levantar industrias que desmontó hace décadas.

China sigue siendo la gran fábrica del mundo no por salarios bajos, sino por hacer funcionar la economía real como un reloj suizo a escala continental. (JS)

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