A finales de marzo, WOM completó su proceso de reorganización financiera, que culminó con la transferencia de propiedad de la empresa de Novator Partners a un grupo de cuatro fondos de inversión que son los principales acreedores de la compañía.
Esto ocurrió después de que, a principios de abril de 2024, la empresa decidiera acogerse a la Ley de Quiebras de Estados Unidos para reestructurar sus deudas.
Así, después de un año bajo el Capítulo 11, el Grupo Ad Hoc adquirió la empresa, invirtió US$500 millones para salvarla, nombró a Mauricio Ramos como nuevo presidente y designó a Chris Bannister, también conocido como “Tío WOM”, como gerente general por tercera vez.
Más de un mes después de esta nueva administración y esta “nueva era”, las autoridades chilenas han afirmado que WOM ha asegurado su compromiso con la empresa y con los proyectos acordados con el Estado.
“Tuve la oportunidad de hablar con el presidente del nuevo directorio, quien me aseguró la seriedad con la que estos nuevos fondos de inversión están abordando el negocio”, dijo el martes el subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya, en la comisión de Obras Públicas y Transporte de la Cámara de Diputados.
Sin embargo, el regulador añadió que “para decirlo claramente, lo que están planteando es recuperar la mayor cantidad posible de la deuda contraída por la compañía. Su objetivo es estabilizar la empresa y, a medio plazo -tres a cinco años-, venderla”.
Fuentes de la industria aseguran que “esa es la lógica de un fondo de inversión (…) toman el control de la empresa, la estabilizan financieramente y la venden, y con esa venta van a compensar las pérdidas sufridas”.
En este sentido, desde el sector aseguran que si bien WOM no tiene un cronograma tan definido para su venta, su situación es similar a la de Movistar en la actualidad: “lo mismo sucede con Telefónica y sucedería con cualquier empresa. Si mañana hay una buena oferta, van a vender; pero con la empresa no estabilizada, con problemas de flujo de caja, es difícil que puedan vender bien”.