Desde la creación del ser humano
Desde la creación del ser humano, han existido personas honestas y quienes no lo son, por ello los textos sagrados del judaísmo y del cristianismo nos hablaron de Abel y Caín como ejemplos del bien y del mal, a lo que se agrega terceros que inquietan y tientan para caer en seducciones inconvenientes, como pasó supuestamente con Adán y Eva.
Prevención del mal
En todas las latitudes se ha hecho lo imposible, primero para prevenir el mal, sobre todo el delito que es la acción u omisión dolosa o culposa que causa daño, perturba la paz social y transgrede las normas y; segundo para sancionarla de ser el caso.
Avances y estafas
Al igual que avanza la humanidad en muchísimas cosas buenas, también avanza en las malas, y ahora se viene utilizando modernísimas herramientas para comunicarnos digitalmente, como son los correos electrónicos, los teléfonos celulares con diversidad de tipos de mensajes, y redes sociales, para que personas incautas sean estafadas.
Consecuencias económicas de la pandemia
Evidentemente las consecuencias económicas de la pandemia del COVID 19, han sido y son nefastas, pues la pérdida de empleos, la falta de recursos económicos para enfrentar la enfermedad, la demora del Estado en solucionar la crisis sanitaria, el confinamiento de las personas durante meses, las restricciones a sus actividades regulares y sus tribulaciones, las ha hecho proclives a aceptar ofertas que en el fondo son intentos de estafa.
Estafa común
Una de las más recurrentes es la de recibir algún mensaje de personas que no conoce, que están supuestamente en el extranjero, en que les dicen haber sido investigadas, haber constatado que son personas correctas y en consecuencia, podrían hacer buen uso de fondos financieros, léase dinero en monedas fuertes, que el remitente del correo o mensaje aduce poseer, pero que como su salud está muy deteriorada y no tiene herederos, pretende entregarlo a persona o personas de bien, que puedan hacer buen uso de tales recursos económicos.
En las comunicaciones, sea de arranque o posteriormente, le solicitan al destinatario del correo el número de su cuenta bancaria y banco para hacer el depósito, el que nunca llegará, pero se dará maña quien dirige la comunicación, para levantarse los fondos del estafado, quien, actuando de buena fe, no se dio cuenta que estaba siendo timado.
Frecuencia de estafas
Este tipo de estafas son muy frecuentas, a las que probalemente en situación normal, el pretendido estafado no hubiera caído en la tentación de contestar la comunicación y dar datos que debía mantener en reserva. Sin embargo, en estos tiempos de pandemia, de pérdida de puestos laborales, de estrecheces económicas y de estrés generalizado, es fácil caer en las redes de malandros que esquilmarán hasta la última moneda a los pobres incautos.
Advertencia final
No es intención del autor de esta columna sembrar pánico, pero si advertir que hay que estar atentos y no contestar correos que en la práctica contienen intención de fraude, por más que la escondan o disfracen como acciones humanitarias y de buen corazón.