Robot de la Marina la halló en el fondo marino a la altura de Paracas
El cuerpo de la alférez Ashley Vargas Mendoza, piloto de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), fue encontrado en el mar de Paracas después de más de 15 días de intensas labores de busqueda. La aeronave en la que viajaba, un avión KT-1P, había perdido contacto con la FAP durante una misión de instrucción en Pisco.
La búsqueda, con el apoyo del Ejercito, la Marina y autoridades locales, utilizó un robot submarino del BAP Carrasco para rastrear los restos de la aeronave arrastrados desde la isla Zárate hasta la playa Mendieta.
Se corroboró que se trataba de la cabina del avión KT-1P. Dentro de ella se encontraba el cadaver de la alférez, quien, según informes, estaba aún sujeta a su asiento con el cinturón de seguridad puesto.
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La información preliminar indicó que la piloto no logró eyectarse a tiempo. El cinturón de seguridad en su lugar sugiere que Ashley Vargas habría estado sujeta al asiento durante el impacto, lo que apunta a una posible falla técnica en el asiento eyectable, que impidió que pudiera abandonar la aeronave.
El avión fue arrastrado por la corriente marítima desde la isla Zárate hasta la playa Mendieta, donde se estancó debido a la vegetación en la zona. Tras el hallazgo, la Marina de Guerra de Perú comenzó con las labores especializadas para retirar el cuerpo de la alférez. A pesar de la gravedad de la situación, la familia ya tenía conocimiento de los detalles del hallazgo.
El abogado José Ocampo compartió la difícil realidad de la familia de Ashley Vargas. Aunque los días de incertidumbre fueron largos y dolorosos, el padre de la joven mantenía la esperanza de poder recuperar los restos de su hija para darle un lugar donde velarla. Según Ocampo, la familia se había preparado para lo peor, pero aún así mantenía la esperanza de poder despedirse.