En el corazón de Miraflores, hay un lugar donde cada plato guarda una historia, donde los sabores de la infancia dialogan con técnicas del mundo y donde el presente se cocina con insumos del territorio y visión contemporánea.
Ese lugar se llama Rastro, y en pocos meses se ha ganado un sitio especial entre quienes buscan algo más que solo comer: una experiencia.
El cuarto domingo de junio es la fecha instituida para rendir homenaje a uno de los platos más emblemáticos y antiguos de la gastronomía piurana.
El artífice detrás de esta propuesta es el chef Luciano Saco, quien tras forjarse en las cocinas de Miami, volvió a casa para dejar huella.
Su cocina no busca replicar lo conocido, sino reinterpretarlo con respeto, memoria y una dosis audaz de imaginación. En Rastro, cada plato lleva su sello: ese que deja marca sin estridencias, que emociona sin discursos, que celebra al Perú desde lo esencial.
Hay cebiche, claro, pero con leche de tigre de maíz morado y camotes glaseados. Hay causa, sí, pero en tinta de calamar con tartar de trucha acevichada. Y hay risotto, trufado y profundo, con hongos y cubos de lomo fino. Las conchas de abanico en reducción oriental de tuétano o el lomo saltado con papas nativas a tres cocciones son parte de una carta que cambia, evoluciona, se arriesga.
Y cuando llega el postre —ese merengado de chirimoya con manjar de olla que no empalaga, sino que abraza—, uno entiende que el viaje ha valido cada bocado.
La propuesta líquida acompaña con la misma delicadeza: pisco sours precisos, chilcanos equilibrados, vinos escogidos con criterio y cervezas artesanales que refrescan sin robar protagonismo.
DATO:
Rastro está en Alfonso Ugarte 363, Miraflores. Puedes seguirlo en Instagram aquí.
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