Por: Dennis Falvy Reinicio de la cadena de bloques

José Lubin, cofundador de Ethereum y director ejecutivo y fundador de Consensys, una empresa de software blockchain dice que las finanzas están listas para un reinicio de la cadena de bloques.

Aclara que ello es crear nuevas infraestructuras operables y que las redes blockchain como ethereum y bitcoin permiten el movimiento de valor de la misma manera que Internet permite el movimiento de información.

El sistema financiero moderno está pasando por una prueba de estrés fundamental y décadas de globalización, combinadas con instituciones cada vez más frágiles, han dado paso a un período de volatilidad marcado por perturbaciones inflacionarias, sobreendeudamiento y disminución de la confianza en las autoridades centralizadas.

Se notan fallas entonces con una crisis que ya no es pasajera.

En la década de 1990, los sistemas de información globales experimentaron su propio reinicio arquitectónico.

Los nuevos protocolos, como HTTP, actuaban como reglas que determinaban cómo se comunicaban los ordenadores a través de las redes.

Crearon una base común que permitió la coordinación.

El resultado fue Internet: una red abierta que nadie es dueño y que todo el mundo puede usar.

Los sistemas financieros aún no han experimentado este tipo de revolución.

Pero los sistemas basados en blockchain, una nueva categoría de infraestructura financiera, podrían facilitarlo.

En esencia, las redes blockchain como ethereum y bitcoin permiten el movimiento de valor de la misma manera que Internet permite el movimiento de información.

Puede almacenar, transmitir y manipular el valor del mundo real en un contexto digital global, enviándolo a través de transacciones de blockchain con la misma facilidad que enviar un correo electrónico.

La nueva clase de redes basadas en blockchain, incluidas las plataformas de aplicación de contratos inteligentes, permiten el movimiento y la gestión de activos digitales como las criptomonedas, así como la prueba de identidad y los acuerdos contractuales, sin depender de los intermediarios tradicionales.

En un mundo en el que la coordinación mundial es cada vez más difícil y el consenso político es frágil, los sistemas que minimizan el riesgo de contraparte desde el diseño son cada vez más convincentes.

No se trata de reemplazar las monedas nacionales o eliminar los bancos.

Más bien, se trata de crear capas interoperables de infraestructura financiera que puedan coexistir con los sistemas existentes y ofrecer un camino hacia una menor fricción, un acceso más amplio y una mayor resiliencia para los sistemas financieros.

Los casos de uso se extienden más allá de los mercados de capitales.

La identidad digital, los derechos de propiedad intelectual, los rieles de pago para las economías emergentes, incluso las transacciones de máquina a máquina por parte de agentes autónomos de IA requerirán una infraestructura que pueda operar más allá de las limitaciones de las fronteras nacionales.

Gran parte del mundo no funcionaría sin Internet; Gran parte de la economía futura no funcionará sin estas redes basadas en blockchain.

Algunas percepciones de la industria de las criptomonedas se han visto empañadas por el exceso especulativo, la volatilidad de los precios y los fracasos de alto perfil.

Pero separar los activos especulativos de la infraestructura que hay detrás de ellos es fundamental.

Los protocolos subyacentes se definen por la calidad de su diseño y su capacidad para permitir la coordinación.

Estamos entrando en un mundo multipolar con una gobernanza cuestionada y regímenes regulatorios superpuestos.

En ese entorno, la infraestructura neutra y programable ya no es un lujo.

Es una necesida.

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