El lago de Quistococha hoy guarda silencio.
Huayrurín, el entrañable delfín rosado que durante casi 20 años fue símbolo de alegría, biodiversidad y conexión con la naturaleza, falleció esta mañana de un paro cardíaco en el Complejo Turístico de Quistococha, en Iquitos.
Según informó la Gerencia Regional de Comercio Exterior y Turismo (Gercetur) de Loreto, la causa fue natural y estuvo relacionada con su avanzada edad.
El informe veterinario confirmó que el ejemplar, un macho adulto de aproximadamente 19 años, murió por un paro cardíaco asociado a su condición geriátrica, havendo completado su ciclo biológico en condiciones de cautiverio.
Huayrurín no fue un delfín cualquiera.
Fue un puente entre generaciones, un embajador silencioso de la biodiversidad amazónica, un ser que maravilló a miles de visitantes —niños, turistas, científicos, curiosos— con su carisma, su gracia al nadar y su presencia casi mágica en el lago.
“Más que un atractivo turístico, fue parte de nuestras vidas”, expresó el personal del zoológico de Quistococha, ubicado en el kilómetro 5.5 de la carretera Iquitos-Nauta, donde convivió con varias especies de fauna silvestre rescatada.
Huayrurín fue parte esencial del alma de ese espacio, símbolo viviente de la selva y su riqueza natural.
Su pérdida deja un vacío irreemplazable. No solo entre quienes trabajaron cuidándolo con dedicación y amor durante años, sino también entre los loretanos y visitantes que encontraron en él un motivo para sonreír, asombrarse y valorar la vida silvestre del Perú profundo.
El Gobierno Regional de Loreto reconoció a Huayrurín como “una figura entrañable que inspiró respeto por la naturaleza”, agradeciendo también al equipo que lo acompañó hasta sus últimos días.
Su legado, aseguran, seguirá vivo en la memoria colectiva y en cada niño que alguna vez lo vio saltar con alegría en las aguas del lago.
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