La tasa de desempleo desestacionalizada se ubicó en 8,7% en el trimestre terminado en abril, con un aumento sostenido desde el trimestre terminado en febrero y ubicándose por sobre lo que podría estimarse como una tasa de desempleo que no acelera la inflacción. En consecuencia, esta dinámica no parece incompatible con las favorables sorpresas que se han observado en la inflación subyacente durante el mismo período.
Durante el último año se han creado tan solo 20 mil empleos, una dinámica que no parece condecirse con las mejores cifras de actividad total y que, difícilmente, generan la necesaria absorción de la creciente fuerza de trabajo. Si queremos hacer una lectura positiva, se observa una recomposición entre empleo formal e informal bastante marcada desde mediados de 2024. Es decir, se ha destruído tanto empleo informal como se ha creado empleo formal, aunque las reflexiones sobre el tipo de empleo formal también deben ser consideradas en el diagnóstico.
“La principal receta para mejorar la creación de empleo parece ser la ausencia de políticas adicionales que encarezcan la contratación”.
El mercado laboral se ha visto rezagado del ciclo por un tiempo prolongado en un contexto de aumentos consecutivos en el salario mínimo, no vistos desde la década de los noventa. Estos aumentos han estado asociados a una menor demanda de empleo no calificado dando cuenta que el salario mínimo podría haber experimentado aumentos por sobre los de la productividad de dichos trabajadores. El reciente incremento de mayo en el salario mínimo, cercano a 4%, vino “casualmente” de la mano de la destrucción de 90 mil puestos de trabajo en abril, recordando que las empresas usualmente se adelantan a los aumentos del salario mínimo. Nos queda pendiente un aumento de 2% del salario mínimo en enero próximo.
La situación del mercado laboral podría seguir debilitándose en medio de la poca inversión en sectores no transables y aquellos transables distintos a la minera. Los dos Chile que se observan en el mercado laboral parecen conversar bien con esta caída del empleo formal con menos calificación y la destrucción de empleo informal. La fuerte materialización de inversión en la minería, que incluso ha llevado a que se mencione la escasez de mano de obra calificada, ha venido de la mano de una creación promedio simple de empleo total respecto a febrero 2020 de 6,5% entre Arica y Coquimbo. El mismo ejercicio para lo observado entre las regiones de O’Higgins y Los Lagos es una caída promedio de 1,6% del empleo total.
Desde mediados de 2023 observamos una contracción en las horas trabajadas lo cual se ha unido al aumento ya mencionado del salario mínimo. Esto podría ayudar también a explicar la fuerte reacción negativa que hemos visto en el empleo no calificado ante el alza del salario mínimo.
La principal receta para mejorar la creación de empleo parece ser la ausencia de políticas adicionales que encarezcan la contratación, pues no podemos olvidar que estamos en medio de la implementación de una relevante reforma de pensiones que inyectará paulatinamente un nuevo costo. Se observará un incremento de 3,5% en la cotización obligatoria para 6 millones de cotizantes hacia agosto 2026, bastante más empleo que el afecto al salario mínimo. Este aumento es significativo y podría prolongar la debilidad del mercado laboral. No es posible tampoco descartar que las empresas, al igual que con el salario mínimo, estén desde ahora adelantándose a este encarecimiento en la remuneración bruta.
