Por: Antero Flores Araoz Sigue abandono digital de aborígenes

Nuestras autoridades, principalmente las que tienen que ver con la educación de nuestra población, anuncian sin desparpajo a los cuatro vientos que hay que enseñar en el propio idioma, y que a los quechua y aimara hablantes hay que enseñarles en las escuelas el idioma inglés para que estén conectados con el mundo.
La pretensión mencionada es muy lobable, pero debería ser complementada con el idioma castellano que es con el que mayormente se comunica la población nacional y, como muchas veces lo hemos mencionado, se requiere para los quechua y aimara hablantes tener vocablos digitales, pues carecen de ellos.
Pudiera ser que algunos se pregunten el porqué de los vocablos digitales y la respuesta la ha dado infinidad de veces el experto José Linares Gallo, quien fuese senador de la República, pero también alta autoridad de centros de enseñanza del idioma digital, que es con el que hoy se comunica el mundo entero.
En los idiomas quechua y aimara no existen vocablos digitales, motivo por el cual, para que no sigan ausentes del mundo en que vivimos y sigan postrados en la pobreza es indispensable que en sus idiomas nativos se incluyan vocablos digitales, con lo cual podrán quedar parejos con el resto de la población y con igualdad de oportunidades para enfrentar el futuro.
También se preguntarán el motivo de insistir en el tema y ello es que se habla desde las alturas del Estado, de la necesidad del desarrollo y de incluir a toda la población en el mismo, pero para tan razonable y justa pretensión, se requiere para los quechua y aimara hablantes los vocablos o términos digitales que los igualarán en oportunidades con el resto de los peruanos y con el mundo entero, dejando de lado el ostracismo en que se encuentran.
El Papa Francisco, en su visita al Perú en enero del año 2018, en su encuentro con los obispos en el Palacio Arzobispal de Lima, recordando al santo nacional Santo Toribio de Mogrovejo, quien fuese arzobispo de Lima y declarado patrono del episcopado latinoamericano, manifestó que el entonces religioso “impulsó al clero a que estudiara y conociera el idioma de los suyos para administrarles los sacramentos”. Recordó asimismo que con las reformas religiosas no bastaba llegar a los pueblos físicamente, “sino que era necesario aprender a hablar el lenguaje de los otros..” refiriéndose por cierto a las lenguas nativas como el aimara y el quechua.
El Papa Francisco no se quedó con solo la recomendación del aprendizaje quechua y aimara para llegar religiosamente a los parlantes de aquellas lenguas nativas, sino que también se refirió al idioma digital de estos nuevos tiempos. Al señalar “que nos toca aprender un lenguaje totalmente nuevo como es el digital, por citar un ejemplo” agregando la necesidad de “conocer el lenguaje actual de nuestros jóvenes, de nuestras familias, de los niños” el que evidentemente es el digital.
Desde tiempo atrás se reclama al Sector Educación ocuparse de los vocablos digitales para los quechua y aimara hablantes, hasta el Parlamento Andino ha hecho las recomendaciones para el léxico digital en los mencionados idiomas vernaculares. La respuesta es silencio que ensordece. Ojalá que siquiera en esto sigan al Sumo Pontífice.

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