Nuestros políticos son gentes a las que poco les interesa el bien común y mucho el beneficio propio. En ese elenco, es muy fácil encontrar individuos que son propensos al discurso populista, a la palabra vacía y a las ideas prestadas.
De hecho, una de las frases más estúpidas, pero más populares al calor de las protestas mineras vino de las prédicas del detenido Ollanta Humala cuando pregonaba, al compás de los gritos de los “ambientalistas” oportunistas: “Agua sí, Oro no”.
No hay ninguna razón lógica que impida que el oro y el agua convivan. De hecho, hoy existe, según el IPE, tanta producción de oro formal como informal o ilegal o como se le quiera llamar. Ningún ambientalista metido en política sale a atacar a los mineros informales, pues mucho de su financiamiento viene de ahí.
Si tuviéramos un candidato con ideas innovadoras; que no piense en constituciones nuevas y tantas estupidces que no sirven para nada; miraría hacia nuestros recursos naturales para poder emplearlos a plenitud.
Existe la equivocada idea de que nuestros grandes recursos naturales son la minería, el gas o el petróleo. Lo son, pero parcialmente. El mayor recurso natural del Perú es su agua. Sí, señores, el agua que está sobre y bajo la superficie de nuestros casi 1.3 millones de kilómetros cuadrados. Sin ella, no podemos explotar los otros.
En Perú, existen 12,202 lagunas. La mayoría de estas lagunas se encuentran en la vertiente del Atlántico (61%), seguida por la vertiente del Pacífico (32%) y la del Titicaca (7%). Es decir: hay, en los valles de la costa, casi 4,000 lagunas susceptibles de ser represadas. Ni siquiera 100 de ellas lo están. Es decir nos falta utilizar el 98% de ese parque de lagunas que bien podrían contener, en forma de reservorios, una buena parte del agua que dejamos ir al mar todos los veranos.
Pero claro, eso requiere de un esfuerzo nacional de ingeniería y recursos propios de una clase dirigente que lo entienda. Que sea capaz de hacer de este objetivo, un esfuerzo de todo el país y no de un solo quinquenio, de un solo partido o como se le llame a estas precarias organizaciones que cada varios años vienen a pedir nuestros votos a cambio de prebendas para ellos.
Necesitamos un líder que le explique a la población que el desarrollo del país, bajo cualquier esquema ideológico, pasa por el almacenamiento y uso dosificado de nuestra enorme masa de agua que los cielos nos entregan cada año.
Si todos nuestros valles costeros tuvieran embalses en cada laguna. Los mismos que no tienen que ser enormes represas, pues bastan muros de mampostería como se tienen en la cuenca del Rímac en la mayoría de las lagunas que abastecen a Lima en los meses secos. Otra sería la historia. Nuestros valles costeros tendrían agua para el consumo humano y agricultura todo el año y no tendríamos que estar repartiendo mitas o administrando escasez como sucede ahora.