Julio, mes de la patria y puerta de entrada al 2 de agosto, último día para cerrar alianzas partidarias rumbo a las elecciones presidenciales del 2026. Marca una fase decisiva para definir el rumbo político que afrontará la ciudadanía peruana. En este contexto, deberá elegir si promueve una Alianza de líderes de distintos partidos, que represente una fuerza contundente de unión nacional, capaz de enfrentar y derrotar al comunismo internacional del siglo XXI, aquel promovido por grupos “rojos”, “caviares”, organismos internacionales, ONGs y ciertos líderes regionales, que lo único que buscan es defender intereses propios y ajenos, debilitar al Estado peruano, capturar el poder y permitir el triunfo de una izquierda que tanto daño ya ha causado y que sigue desplomándose.
Aún hay fe y esperanza, impulsadas ahora por un grupo de partidos de centro-derecha y derecha que pronto anunciarán, a través de sus líderes, si efectivamente se constituirá dicha alianza. El escenario actual es adverso para el futuro del Perú y podría agravar la contienda del 2026. Esperemos que los candidatos con posibilidades recapaciten y antes de agosto, concreten las alianzas que el país necesita, evitando acuerdos con grupos de izquierda o propuestas “caviares”.
Hasta hoy, solo se vislumbra la buena intención de algunos partidos débiles, con liderazgo mixto, sin fuerza real y fraccionados por pretensiones personales y partidarias que no están dispuestos a sacrificar en favor de la patria. Esto pone en riesgo la proyección futura del Perú como Estado Nación.
Se rumorea que los partidos interesados en esta alianza —buscando canalizar el clamor popular son: Unidad y Paz, Popular Cristiano, Sí Creo, Libertad Popular y Fuerza Moderna. Sus líderes respectivamente son, Roberto Chiabra, Carlos Neuhaus, Carlos Spa, Rafael Belaunde y Fiorella Molinelli. Aunque tienen trayectoria y capacidades diversas, hasta ahora cuentan con seguidore limitados.
Por otro lado, partidos de centro o centro-derecha fuertes como Fuerza Popular, Avanza País, Renovación Popular y el Partido Patriótico del Perú liderados por Keiko Fujimori, Phillip Butters, Rafael López y Herbert Caller, optan por mantenerse independientes en la contienda, utilizando el refrán: “Más vale solo que mal acompañado”. Este enfoque dificulta la unidad social necesaria para frenar las aspiraciones del comunismo del siglo XXI, puesto que hasta ahora la izquierda y sus aliados “caviares” llevan la delantera.
Si no se motiva un verdadero cambio, el Perú afrontará un estado de angustia e incertidumbre, con escasa fe y esperanza de un giro positivo. No hay democracia sin libertad, y menos sin el coraje de transformar lo que la izquierda “caviar” ha blindado: un sistema judicial permeado por la injusticia, promotor de corrupción y fraude electoral, tal como quiere el comunismo del siglo XXI. ¡En este país, ninguna autoridad competente hace nada!
Al final, como última opción quedará la acción contundente de las instituciones encargadas de defender la Constitución, la democracia y la integridad territorial de la nación. Las Fuerzas Armadas. No hay otro camino. Pues lo que sí estaría garantizada, de no darse la alianza de derecha requerida, sería la unión comunista que ya cuenta con el financiamiento de las mafias de la minería ilegal, el narcotráfico y el contubernio criminal que azota al Perú, la cual ya tiene escogidas a todas las autoridades públicas que regentarán el país tras las elecciones.