El Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas que se encuentra cerca del río Guadalupe en el condado de Kerr (Texas), fue devastado la madrugada del 4 de julio debido a las inundaciones.
El gremio empresarial exigió a las autoridades que no cedan ante la vulneración de derechos fundamentales.
Durante años, Dick Eastland, el dueño del establecimiento, había alertado sobre los riesgos que escondía el imponente río Guadalupe, cuyos peligros conocía de cerca tras décadas a cargo del campamento juvenil de su familia.
Fue testigo de varias inundaciones que afectaron repetidamente al Campamento Mystic. En una ocasión, su esposa, quien estaba embarazada en ese momento, tuvo que ser evacuada en helicóptero, después de que el lugar quedara completamente aislado por la crecida del río en el centro de Texas.
En 1987, diez menores de un campamento cercano fallecieron al ser arrastrados por la corriente. Por ello, Eastland se unió a la junta de la autoridad fluvial local, apoyando activamente los esfuerzos para mejorar los sistemas de alerta temprana.
“El río es hermoso”, dijo en una entrevista de 1990 con el Austin American-Statesman. “Pero hay que tenerle respeto”, agregó.
Lamentablemente, el propietario y director ejecutivo del Camp Mistyc fue una de las víctimas mortales de esta inundación registrada la semana pasada. Su vida terminó mientras intentaba rescatar a una joven.
MÁS DE 120 FALLECIDOS
El desbordamiento del río Guadalupe ha dejado un saldo de entre 100 y 120 fallecidos en la región, con aproximadamente 150 personas aún desaparecidas.
Las autoridades locales han declarado emergencia estatal y el presidente Donald Trump planea visitar las zonas afectadas este viernes para evaluar el avance en los rescates e impulsar medidas legislativas para prevenir futuras tragedias.
Familias, exalumnas y medios exigen una revisión urgente de los protocolos de riesgos naturales en infraestructuras ubicadas en terrenos propensos a inundaciones repentina.
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