Los bonos soberandos en dólares de Chile están en camino de alcanzar su menor spread, o diferencial de rendimiento, frente a la deuda estadounidense desde 2010, cuando Estados Unidos aún se recuperaba de la crisis financiera y Chile iniciaba un auge del cobre.
Este moviemiento forma parte de un giro más amplio en el mundo en desarrollo, a medida que las políticas del presidente Donald Trump agitan los mercados y provocan una salida de capitales desde EEUU. Sin embargo, Chile destaca entre sus pares, en momentos en que se prepara para las elecciones de noviembre.
El índice JPMorgan EMBIG Diversified Chile Sovereign Spread cayó la semana pasada a su nivel más bajo desde febrero de 2018, mientras que el diferencial de los mercados emergentes en su conjunto se mantienen muy por encima de los mínimos alcanzados ese año. Y dado que las encuestas indican que el próximo gobierno podría ser más favorable para el mercado, los diferenciales chilenos podrían volver pronto a los niveles observados por última vez en 2010.
“Aún esperaría que este diferencial se comprima si en los próximos meses aumentan las probabilidades de que un candidato de centroderecha gane las elecciones presidenciales, que sigue siendo mi caso base”, dijo Pedro Quintanilla-Dieck, estratega de UBS. “Si gana la extrema derecha, es probable que los diferenciales sigan comprimiéndose, pero en menor medida”.
El índice de JPMorgan indicó el martes pasado que los bonos chilenos cotizaban con un rendimiento de 105 puntos básicos por encima de sus equivalentes estadounidenses, por debajo del máximo de 145 registrado en abril y muy lejos del máximo de 388 alcanzado durante la pandemia. Para volver a los niveles de 2010, el diferencial debería caer por debajo de los 102 puntos básicos.
Regreso a 2010
Los chilenos acudirán a las urnas en noviembre, con una posible segunda vuelta en diciembre. Las encuestas muestran como favorito para la segunda vuelta al ultraconservador José Antonio Kast, quien superaría a la contrincante de derecha moderada Evelyn Matthei y a la candidata comunista Jeannette Jara.
Este escenario podría ser suficiente para comprimir los diferenciales hasta los niveles registrados a comienzos de 2010, poco después del triunfo de Sebastián Piñera, el primer presidente de derecha electo en Chile desde 1958. En ese entonces, los precios del cobre subían con fuerza y la economía se recuperaba del impacto de la crisis financiera.
Hoy, las perspectivas no son tan alentadoras. El crecimiento económico es apenas del 2%, pero la incertidumbre y la volátil política económica de Estados Unidos han llevado a los inversionistas a buscar diversificación, lo que ha contribuido al estrechamiento del diferencial crediticio.
“Si bien el optimismo de los inversionistas en torno a un resultado favorable en las próximas elecciones chilenas puede estar contribuyendo al reciente estrechamiento de los diferenciales de los bonos chilenos, el repunte de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU parece ser otro factor clave”, sostuvo William Snead, estratega de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria. “Esta dinámica ha beneficiado de forma similar a otros bonos soberanos de grado de inversión de América Latina”.
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 30 años tocó un máximo de dos décadas del 5,15% en mayo, pero desde entonces ha bajado al 4,99%.
Decisión difícil
Si bien es probable que los diferenciales se reduzcan aún más, su margen de caída es limitado, considerando que la derecha podría no alcanzar una mayoría clara en el Congreso.
Además, una eventual victoria de Kast podría desatar reacciones adversas si insiste en su agenda social conservadora. En el pasado, no solo ha votado en contra de la legalización del aborto bajo cualquier circunstancia, sino que también desaprueba el matrimonio igualitario e incluso votó en contra del derecho al divorcio.
“Una victoria de la extrema derecha probablemente mejoraría el clima empresarial y promovería políticas favorables al mercado, pero también podría dificultar avances de reformas estructurales en el Congreso debido a una división ideológica más amplia entre el ejecutivo y la legislatura”, advierte Quintanilla-Dieck.
Una compresión adicional del diferencial por debajo de los 100 puntos básicos podría depender más de los acontecimientos en EEUU que de la política chilena. Si la inflación repunta por efecto de nuevos aranceles o el déficit fiscal estadounidense se amplía, los rendimientos de los bonos del Tesoro podrían subir y achicar aún más el diferencial.
“Las continuas preocupaciones sobre la política fiscal de EEUU podrían mantener un sesgo al alza en la curva de rendimiento estadounidense”, afirmó Quintanilla-Dieck.