Por: Dennis Falvy China y sus tierras raras

La respuesta de China al reciente tema arancelario de Trump fueron sus Tierra Raras

Ricardo Aguilar escribe que la respuesta de China vino con la concesión de aranceles en abril y la de licencias de exportación durante seis meses y una tregua a la que Estados Unidos accedía rebajando otro de los elementos claves en esta guerra comercial: la admisión de estudiantes chinos en las universidades americanas.

Las tierras son elementos químicos escasos

Las tierras son elementos químicos escasos, difíciles de extraer y refinar, y un recurso clave para la industria tecnológica, automotriz y energética, entre otras muchas. China está controlando el acceso a estos elementos para defender sus intereses, pero la clave no está solo en aislar a sus rivales de este preciado material: está en la incapacidad fuera de China para aprovecharlos.

China controla en un 70% la producción de tierras raras y en un 90% el procesado de las mismas. Las más pesadas, un subgrupo de las mismas, su participación en el refinado es del 99%.

The New York Times

The New York Times, señala que China cuenta con hasta 39 programas universitarios para que sus estudiantes puedan formarse y desarrollar su carrera en la industria química especializándose en este campo. Es tan solo una muestra de la importancia que tiene para el país liderado por Xi Jinping seguir controlando esta arma geopolítica.

Pero, hay una clave que ha pasado inadvertida: el verdadero problema no es el acceso, es la dificultad de trabajarlas incluso en el caso de obtenerlas.

Cuando China impuso controles de acceso

Cuando China impuso controles de acceso a la exportación de tierras raras medias y pesadas, la cadena de suministro se tambaleó. A partir de su entrada en vigor, todos los exportadores estaban obligados a obtener licencias específicas para cada envío, incluso si se trata de productos en los que ya han sido refinadas, como los imanes.

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Estas licencias son un proceso burocrático complejo, lento y estudiado caso a caso. Aunque el objetivo político primario sea Estados Unidos, las empresas europeas que necesitan tierras pesadas, están viendo interrupciones en el suministro.

Suzuki ya ha detenido la producción del Swift en Japón debido a la escasez de piezas, Musk está teniendo problemas para construir sus robots y, en Europa, el secretario general de CLEPA hacía un llamado urgente: la producción está entrando en fase de parálisis.

William Huo, ex-Intel y destacado analista de la política industrial occidental, lo resume de la mejor forma posible: Occidente lleva años centrándose en optimizar hojas de cálculo en lugar de fábricas, y ahora no es capaz de fabricar un solo imán.

La industria depende del refinado chino de tierras raras para fabricar imanes de alto rendimiento. Sin ellos, no hay competitividad en coches eléctricos, defensa, nuclear o tecnología de consumo.

Y es que «Oriente Medio tiene petróleo. China tiene tierras raras». Lo señaló Den Xiaoping en 1992, quien fuera el máximo líder de la República Popular de China. El país lleva décadas adquiriendo el conocimiento necesario para extraer y refinar estos materiales, mientras el resto del mundo disfrutaba de una cómoda dependencia.

Occidente ha tratado de autoabastecerse con al menos el 10% de las tierras raras restantes. Pero ello no es nada fácil y es muy costoso.

China ha construido la palanca de poder económico más elegante de la historia moderna: las tierras raras.