Por: Arturo Bobbio C. El Perú entre el desencanto, la incertidumbre o un camino diferente

En medio de una de las peores crisis de legitimidad política de las últimas décadas, el Perú se aproxima a un nuevo proceso electoral cargado de incertidumbre, desconfianza y un electorado cada vez más harto de los mismos rostros y promesas vacías. La reciente encuesta difundida por la periodista Milagros Leiva, en la que sorprendentemente aparece en quinto lugar el partido Un Camino Diferente, no es un dato menor: es un síntoma más de la profunda descomposición del sistema político tradicional y la búsqueda desesperada por parte de los ciudadanos de alternativas distintas y disruptivas.

La clase política, desacreditada y fragmentada, ha perdido la capacidad de conectar con los ciudadanos, pero sobre todo de darse cuenta de que van camino a su extinción. Escándalo tras escándalo, el Congreso continúa siendo percibido como una institución capturada por intereses particulares, mientras el Ejecutivo, encabezado por Dina Boluarte, enfrenta su propio abismo de popularidad. En un gesto que roza el cinismo, la estupidez y el tino político de un elefante en una cristalería, decidió aumentarse el sueldo y ahora cambiar un reglamento para poder recibir regalos como presidente de la República, este último exabrupto terminó por sellar la desconexión de nuestra mandataria con la realidad de millones de peruanos que apenas sobreviven en un país golpeado por la inflación, la inseguridad y el desempleo que ella misma no logra resolver.

En este escenario, la aparición de nuevos partidos como Un Camino Diferente en las encuestas puede parecer una esperanza, pero también representa una incógnita. ¿Se trata de una verdadera alternativa con propuestas concretas o simplemente de otro proyecto personalista que busca llenar el vacío dejado por los partidos tradicionales? El electorado, cansado y esceptico, exigirá respuestas más allá de slogans o rostros carismáticos.

Lo cierto es que el 2026, no será una cita cualquiera, sino el momento en que el Perú decida si quiere seguir repitiendo el ciclo de promesas incumplidas y gobiernos fallidos, o si se atreve a cambiar de ruta. Pero para que eso ocurra, se necesita algo más que nuevos nombres en las encuestas; se requiere un verdadero compromiso con la democracia, con la rendición de cuentas y con la justica social. Hasta entonces, seguimos atrapados en un laberinto donde lo nuevo no siempre es mejor, pero lo viejo ya no tiene cabida.

LEAR  Sporting Cristal pierde ante Cerro Porteño y queda en peligro en la Libertadores