En medio de gran expectación, China finalmente dio por iniciada la construcción de uno de sus más ambiciosos proyectos energéticos desde su masiva represa de las Tres Gargantas. La nueva megacentral hidroeléctrica, ubicada en el curso bajo del río Yarlung Tsangpo, en el Tíbet, es un coloso que supera todo lo visto hasta ahora.
El anuncio, oficializado el 19 de julio por el primer ministro chino Li Qiang, marcó el comienzo de las obras de la central de 60 mil megawatts (60 GW), que la convertiría en la más grande del mundo.
El premier chino describió la nueva presa como el “proyecto del siglo”. Se estima que su inversión ascienda a 1,2 billones (millones de millones) de yuanes (cerca de US$ 167 mil millones), lo que también la ubica como una de las obras de infraestructuras más costosas de la historia.
La represa estará compuesta por cinco centrales hidroeléctricas conectadas en cascada, con una capacidad de generación anual conjunta de 300 mil millones de kilovatios-hora (kWh), tres veces más de lo que genera la actual presa más grande del mundo, de las Tres Gargantas, en el río Yangtze, y similar al consumo eléctrico total de Reino Unido en 2024.
Estará ubicada en el curso inferior del Yarlung Zangbo, en una zona donde el río desciende 2 mil metros en apenas 50 kilómetros, lo que ofrece un enorme potencial hidroeléctrico debido al alto desnivel.
Yajiang Group, empresa recientemente formada, será la responsable de supervisar la construcción de la nueva presa, que se prevé comience sus operaciones en 2033.
El Gran Cañón Yarlung Zangbo.
La respuesta de los mercados
La noticia del inicio de la construcción de la nueva superpresa en el Tíbet fue recibida con entusiasmo por los mercados chinos como prueba de estímulo económico, mostrando un alza en las acciones y en los rendimientos de bonos.
Las estimaciones de Citi proyectan que solo el primer año de construcción podría aportar cerca de una décima porcentual al PIB. “Suponiendo 10 años de construcción, el aumento de la inversión podría alcanzar los 120 mil millones de yuanes (US$ 16.700 millones) en un solo año”, declararon en una nota a Reuters. “Los beneficios económicos reales podrían superar esta cifra”.
La escala del proyecto es tan monumental que ya se está sintiendo su impacto en los mercados de materias primas. Morgan Stanley calcula que requerirá cerca de 30 millones de toneladas de cemento —equivalente a dos años de producción nacional—, además de 2,5 millones de toneladas de acero.
Los futuros del mineral de hierro escalaron cerca de 4% a máximos de más de cuatro meses, reflejando la expectativa de una fuerte demanda de insumos para la obra, que requerirá decenas de millones de toneladas de cemento y grandes volúmenes de acero.
El optimismo también se trasladó a las acciones de empresas del sector de infraestructura y construcción en las bolsas chinas, que registraron alzas impulsadas por el repunte en las perspectivas de inversión estatal. El índice CSI de Construcción e Ingeniería de China subió hasta 4%, alcanzando su máximo en siete meses.
En cuanto a los rendimientos de bonos soberanos, estos registraron incrementos generalizados el lunes, mientras que los futuros del bono del Tesoro a 30 años tocaron un mínimo de cinco semanas, reflejando la percepción de los inversionistas de que el anuncio forma parte de una estrategia de estímulo económico por parte de China.
La arista geopolítica
El anuncio del inicio de obras en el Tíbet reavivó las tensiones entre China y sus países vecinos. El proyecto se emplaza en el río Yarlung Zangbo, que aguas abajo se convierte en el Brahmaputra, una fuente vital de agua para el noreste indio y Bangladesh. Nueva Delhi expresó preocupación por los riesgos que implica una eventual alteración del flujo fluvial, que podría afectar la seguridad hídrica de millones de personas.
Tanto Bangladesh como India dependen del Brahmaputra para riego, energía hidroeléctrica y agua potable. Sin embago, desde Beijing dicen que el proyecto no tendrá un gran impacto sobre el medio ambiente ni en los suministros de agua río abajo.
La construcción de la nueva central hidroeléctrica más grande del mundo refuerza los temores de que el agua sea usada como una herramienta de presión geopolítica en un contexto de relaciones bilaterales.
Tres Gargantas
La central hidroeléctrica de Tres Gargantas, en la provincia de Hubei, ha sido por más de una década una de las más grandes infraestructuras de China. Tiene una capacidad instalada de 22,5 GW y costó más de US$ 30 mil millones. Su escala transformó el curso del río Yangtsé y permitió una mayor regulación hídrica y generación para el centro industrial del país.
La represa tuvo un efecto detectable a nivel geofísico: la NASA informó que el llenado del embalse desplazó el eje de rotación de la Tierra en aproximadamente 2 centímetros y ralentizó levemente su giro. Si bien el impacto fue mínimo, esta acción reflejó la magnitud del proyecto.
La presa de las Tres Gargantas cruza el río Yangtsé en Sandouping, Yichang, Hubei, China