El Grupo Gloria tiene cuatro unidades de negocios: alimentos, cementos, agroindustria y Trupal. Su presencia en Ecuador, Colombia, Chile, Argentina y Bolivia, además de Perú, va cuesta arriba, pero siempre con responsabilidad social y ambiental. Para conocer más sobre el trabajo sostenible que realiza, conversamos con Reinaldo Serra, gerente corporativo de Asuntos Públicos y Sostenibilidad del grupo.
Dentro de los propósitos de Gloria está la expansión responsable de sus negocios. ¿Qué implica esto para la empresa?
Es el derrotero que venimos siguiendo y se puede convertir en un caso de éxito para compartir. La historia arranca a mitad del siglo pasado con el sueño de una familia emprendedora que conquistó el país con la calidad de sus productos, pero que después, en los 90, inició un proceso de diversificación y se internacionalizó. Todo este proceso responde a una estrategia que viene fortaleciéndose más y mejor. Sobre todo ahora con Claudio Rodríguez como presidente ejecutvo del grupo, en donde la innovación y la sostenibilidad son la estrategia que ha permitido nuestro crecimiento y alcanzar otros niveles de inversiones.
El pisco es mucho más que un destilado: es historia, cultura y orgullo peruano que hoy tiene reconocimiento mundial gracias a documentos centenarios y una intensa protección legal e institucional.
¿Cuáles son los pilares de sostenibilidad para Gloria?
Primero, crecer juntos. Nuestros productos llegan a 60 países en el mundo, pero de nada sirve crecer si no crecemos de la mano con quienes forman parte de nuestras cadenas de valor en las diferentes unidades de negocio y sobre todo de las comunidades donde tenemos presencia operativa.
¿Cuánto han avanzado en ello?
Mucho. La ganadería lechera es uno de nuestros grupos de interés más próximos, con los que además trabajamos históricamente. En los últimos 10 años, como evidencia de nuestro compromiso real, hemos destinado para y por los ganaderos lecheros más de S/700 millones en transferencia de tecnología y estudios. No somos un país ganadero lechero, como Uruguay, Argentina o Colombia, donde cada región tiene una cuenca ganadera muy importante. Nuestro país es bendecido por su naturaleza, sin embargo, tiene que importar alimento para las vacas lecheras, porque el que tenemos naturalmente no permite producción ni en cantidad ni en calidad. Actualmente, se están colocando cadenas de frío, tanques de 500 litros que les permiten preservar la leche a los ganaderos en Arequipa y Cajamarca. Progresivamente, esperamos alcanzar al 100% de los ganaderos que son nuestros proveedores de leche cruda. Además, estos tanques funcionan con paneles solares.
¿Qué otros pilares tienen?
Nutrición para todos, que tiene que ver no solo con la alimentación del organismo humano, sino con la vida y la dignidad de la persona. Nutriendo al Perú con Gloria es un programa que responde a este pilar de lucha frontal contra la desnutrición crónica y la anemia. Los índices de anemia en el Perú son alarmantes, pero muy pocos toman en cuenta lo que esto significa para el país en los próximos 10, 20, 30 años. Esto es hipotecar el futuro del país si no intervenimos prontamente y de manera efectiva con los niños menores de cinco años que padecen anemia.
¿Cómo abordaron esta situación?
Primero, a través de investigación científica que nos permite producir productos comerciales que respondan de manera eficaz a la anemia. Segundo, nuestros productos siempre están orientados a la base de la pirámide. De nada serviría tenerlos si no están al alcance de la gente con menores recursos. Tercero, a través de nuestros programas de intervención social. Ahí aparece Nutriendo al Perú con Gloria, que ya ha recorrido en los últimos 10 años 14 regiones del país. Ahora mismo, en octubre, vamos a declarar al pueblo de Antioquía, en la sierra limeña, libre de anemia para los menores de 18 años. Hasta hace unos años la anemia allí alcanzaba a la mitad de su población infantil.
¿Cuál ha sido el trabajo desarrollado en Antioquía?
Es todo un trabajo de educación nutricional. Tenemos un equipo en la gerencia de Producción Social, de nutricionistas que van, intervienen y están allí permanentemente. Durante este periodo van viendo los resultados. En el último tamizaje ya teníamos cerca del 60% de los niños intervenidos libres de anemia. Proyectamos que hasta septiembre u octubre tendríamos ya el 100% sin anemia. Ahí viene otro desafío, que los niños no vuelvan a esta situación. Lo que estamos haciendo en Antioquía lo replicamos en un nido de la municipalidad de Surquillo. Paralelamente, vamos trabajando en una escuela nacional en Piura.
En el tema del proceso productivo, ¿qué acciones tomaron?
Esto responde al pilar de la protección del planeta. Por ejemplo, el bagazo de la caña de azúcar que producimos en el norte del Perú iba a parar donde van los residuos de la producción, al fuego. Eso afectaba el ambiente y comunidades aledañas. Por eso, tener una empresa como Trupal, que trabaja empaques de insumos reciclados, hace que este bagazo antes desperdiciado se convierta en su principal insumo. Trupal trabaja y elabora productos con insumos 100% reciclados, es economía circular. Otra inversión altamente eficiente, requisito indispensable para ser sostenible, es la planta fotovoltaica que inauguramos en Yura, Arequipa. Es la primera que genera energía limpia de autoconsumo en la industria cementera y ha significado una inversión de US$25 millones. El segundo requisito para la sostenibilidad es la trascendencia. La planta de Yura significa el 40% de nuestra energía para nuestras operaciones. Otro ejemplo, en lo que respecta a alimentos, más del 50% de nuestros envases son de hojalata. Y la hojalata es el envase más reciclable. Es más, nuestro tradicional tarro de leche es el primer producto en el Perú en contar con el sello infinito, porque es infinitamente reusable.
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