La investigacion ha apoyado el papel del ejercicio vigoroso (como correr) en la salud, la prevencion de enfermedades y la calidad de vida, pero un nuevo estudio va mucho mas lejos, mostrando que incluso personas con cancer de colon avanzado pueden extender su vida significativamente con un programa estructurado de ejercicio.
El domingo, El New England Journal of Medicine publico los resultados de un estudio, llamado el reto CO.21, co-presidido por el oncologo y profesor de la Universidad de Queen, Christopher Booth de Kingston, Ont., y Kerry Courneya de la Universidad de Alberta. El estudio, que comenzo hace casi dos decadas, en 2009, incluyo 889 pacientes con cancer de colon en etapa 3 o de alto riesgo de etapa 2 que habian tenido tanto cirugia como quimioterapia.
Tasas de supervivencia significativamente más altas con ejercicio
Los pacientes fueron asignados al azar a uno de dos grupos: aquellos que recibieron (y siguieron) un programa estructurado de ejercicio bajo la guía de un entrenador durante un periodo de tres años, y aquellos que recibieron materiales educativos sobre ejercicio y nutricion. Los que hicieron ejercicio tuvieron una tasa de supervivencia general y de supervivencia libre de enfermedad significativamente más alta que aquellos que solo recibieron información, logrando un riesgo de muerte 37 por ciento menor y un riesgo de recurrencia de su cancer o desarrollo de otros canceres 28 por ciento menor, resultados asombrosamente buenos.
Poniendo en terminos más humanos: por cada 16 pacientes inscritos en el programa de ejercicio, una persona fue prevenida de desarrollar una recurrencia de su cancer o un nuevo cancer, y por cada 14 pacientes inscritos, se salvo la vida de una persona.
Un hombre de Ontario corre el Maraton de Boston mientras lucha contra el cancer en etapa 4
Para Booth, el co-presidente del estudio, los resultados fueron particularmente gratificantes, dado que él es un ex corredor competitivo de campo traviesa y pista (y aún corre de ocho a diez km a lo largo del Lago Ontario en Kingston todos los días). Él y sus colegas escribieron el protocolo del estudio en 2007, cuando era un oncologo joven y un corredor serio. Estaban interesados en algunos datos observacionales que se habian publicado un par de años antes, mostrando una tasa de recaida reducida para pacientes con cancer que participaban en ejercicio regular.
“Como sabemos, sin embargo, las personas que hacen ejercicio pueden ser diferentes en varias formas de las personas que no lo hacen,” explico Booth, “así que queríamos saber si es el ejercicio en sí lo que entrega los beneficios, o algunos otros factores que diferencian a los que hacen ejercicio de los que no?” Y lanzaron el primer ensayo aleatorio del mundo para encontrar respuestas.
The Globe and Mail cito a Booth diciendo que los resultados demuestran que el ejercicio ahora puede ser considerado un tratamiento significativo con potencial para extender la vida, en lugar de simplemente una intervención para mejorar la calidad de vida, incluso implicando que estos resultados son mejores que los asociados con algunos medicamentos para el cancer (aunque él reconoció que los participantes del estudio también habian beneficiado de la cirugia y la quimioterapia).
Agrego que dar a los pacientes información sobre cómo el ejercicio puede beneficiarlos no es suficiente; deben ser prescritos una rutina, y la ayuda de un terapeuta de ejercicio como parte de su equipo de salud, quien estaria ahí para apoyar a los pacientes mientras toman su “medicina” de ejercicio.
El estudio no incluyó a participantes que ya eran ejercitadores regulares; todos eran sedentarios o hacian ejercicio mínimo antes de participar. Podian elegir cualquier forma de ejercicio aeróbico, y la mayoría eligió caminar rápido (45 a 60 minutos, tres a cuatro veces por semana). Aquellos que preferían alguna otra forma de ejercicio, como el ciclismo, trabajarian un regimen equivalente al protocolo de caminata.
Los resultados ecoan lo que los gurus de salud populares, como el canadiense autor de Outlive Peter Attia, han afirmado durante mucho tiempo: que “el ejercicio podría ser la ‘droga’ más potente que tenemos para extender la calidad y quizas cantidad de nuestros años de vida”–aunque, claro, él habla de la prevención de enfermedades y “saludable”, en lugar de situaciones donde la enfermedad ya está presente.