Afinidades Electivas Elecciones 2026

Entramos ya en el consabido feriado largo durante el cual se celebrará un nuevo aniversario del Perú como república independiente “por la voluntad general de los pueblos”.

No existe mejor momento para que nuestros políticos reflexionen sobre el significado de ser peruanos y lo que este país tiene como desafios históricos, las tareas pendientes que nos pueden encaminar hacia un futuro de desarrollo, prosperidad e inclusión social. Y un buen comienzo –para no exigirles demasiado– sería que afrontasen estos jubileos nacionales con henchido patriotismo, pensando, al menos, en el año que tienen por delante, indefectiblemente marcado por la carrera presidencial.

Preocupa profundamente a la opinión pública que, a una semana del cierre de inscripción de alianzas electorales, estas sigan brillando por su ausencia.

Salvando a aquellas que han establecido algunas organizaciones de menor calado, los grandes cetáceos de la política nacional –partidos con mayor trayectoria y presencia en el Congreso, por ejemplo– no han dado señales de aproximarse a otros colectivos en busca de acuerdos para presentar candidaturas y construir proyectos políticos más sólidos. Cosa que se logra a través de consensos amplios basados en afinidades ideológicas y objetivos concretos que se anteponen a los caudillismos o personalismos de capilla.

Decimos que esta actitud de apertura al entendimiento con otras fuerzas políticas sería de invalorable patriotismo, pues nunca como en este momento el Perú corre el peligro de afrontar los comicios más extravagantes del mundo, con una abigarrada nómina de 43 partidos inscritos para las próximas presidenciales. Una insensatez flagrante que podría causar irreparable daño a nuestra democracia, que ya bastante tiene con estar en manos de quienes hoy ostentan el poder.

Lo que le corresponde a la clase política peruana es, metafóricamente hablando, ponerse una mano al pecho y valorar más el futuro como nación, en tanto colectividad, que el beneficio particular en el presente inmediato. Porque es hora de sumar fuerzas para sacar adelante a un país con un legado histórico, una cultura milenaria y una riqueza natural que en otros territorios y continentes ya quisieran tener.

Las alianzas, los acuerdos, los pactos, los frentes constituyen justamente las mejores herramientas con que cuentan los líderes cuando la fragmentación política amenaza el progreso de los países, su Estado de derecho y la estabilidad de su economía.

Son las circunstancias las que forjan los liderazgos duraderos, los que marcan un cambio. La pregunta es si entre los políticos locales alguno tendrá la grandeza de encabezar una propuesta integradora y que salve al Perú de la ruleta (rusa) de la atomización electoral.

LEAR  Irregularidades en firmas afectan a los partidos políticos para las elecciones de 2026.

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