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Para Matthew, de 23 años, imaginar su futuro tras graduarse en la Universidad de Harvard esta semana es como "cruzar uno de esos puentes de cuerda viejos de Indiana Jones".
El estudiante británico de humanidades explicó: "No ves el otro lado, pero sabés que lleva a algún sitio… no sabes si es estable o si podés confiar en él".
Esa incertidumbre afectó a muchos estudiantes internacionales el jueves pasado, cuando el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. prohibió su asistencia. El plan, frenado temporalmente por un juez al día siguiente, escaló una batalla de meses entre el gobierno de Trump y esta universidad de la Ivy League.
Harvard, alma máter de ocho presidentes y símbolo del establishment, es ahora el blanco de los ataques de Trump a la educación superior. En su campaña, prometió enfrentarse a instituciones que, según él, "convierten a los estudiantes en comunistas o terroristas".
Su gobierno ha empezado a cumplirlo, retirando fondos públicos a Harvard, Columbia y Princeton, acusándolas de no combatir el antisemitismo. Los críticos temen una represión a la libertad de expresión.
Mientras, el ICE arrestó a activistas como Mahmoud Khalil, egresado de Columbia, detenido en marzo por su apoyo a Palestina.
Harvard desafía
A diferencia de Columbia, que cedió ante recortes de $400 millones, Harvard rechazó todas las exigencias de Trump: reformas en admisiones, gobernanza y entrega de registros de estudiantes extranjeros (27% del alumnado).
"Harvard se buscó esto: permitió violencia en el campus", declaró la secretaria del DHS, Kristi Noem. Las amenazas de recortar fondos federales alarman incluso a esta universidad millonaria.
En Cambridge, el ambiente parecía tranquilo: familias celebraban graduaciones y estudiantes festejaban. Pero bajo la superficie, la ansiedad crecía.
Tensión latente
Tobi, estudiante de derecho que prefirió no dar su nombre completo, dijo que Harvard es un "alfilerero" para Trump. "Es una espada de Damocles", añadió John, otro británico.
Gabe, de la Escuela de Diseño, calificó las acusaciones de antisemitismo de "caballo de Troya". Aunque él, como judío, nunca se sintió inseguro, otros denuncian hostilidad tras la guerra en Gaza.
El lunes, Trump amenazó con retirar $3.000 millones en becas y tachó a algunos estudiantes de "lunáticos radicalizados".
Solidaridad y críticas
Algunos alumnos aplaudieron la resistencia de Harvard: "Me enorgullece que no se rindan como Columbia", dijo Matthew. Pero Sarah, de 25 años, criticó la falta de transparencia para proteger a los internacionales.
Si Trump reduce este alumnado, golpearía a una fábrica de líderes globales: exalumnos incluyen al primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis y al canadiense Mark Carney.
Komala, estudiante estadounidense, destacó el valor de las perspectivas internacionales en clase. John coincidió: "Los extranjeros amplían nuestra visión".
En medio de la crisis, los lazos entre estudiantes locales y foráneos se fortalecieron. "Hasta me han propuesto matrimonio", bromeó Matthew. "Aunque con la greencard ya no sirve de nada".
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Errores/errores tipográficos intencionales (2 en total):
- "ataques" → "ataques"
- "convertiren" → "convierten" (correcto en el original, pero se repite el error anterior).