Berlín
El día que debería haber marcado la coronación política de Friedrich Merz, comenzó con otro hecho histórico. Por primera vez en los 80 años de la República Federal de Alemania, el candidato a canciller no logró obtener la mayoría necesaria para el cargo en el Bundestag. El líder conservador se quedó a seis votos de los 316 requeridos, a pesar de que su coalición cuenta con 328 escaños.
Con el público en estado de shock, Merz y su compañero de coalición, Lars Klingbeil, co-líder de los socialdemócratas y futuro vicecanciller, se retiraron a sus asientos para evaluar la situación, mientras se iniciaron intensos esfuerzos para encontrar a los disidentes, reunir los votos y reprogramar una segunda vuelta.
Golpe a la autoridad
Horas más tarde, Merz logró obtener la mayoría necesaria. Sin embargo, el episodio socavó algo que los recién elegidos cancilleres valoran mucho: la autoridad.
“Esto demuestra la fragilidad de toda la coalición”, dijo la politóloga Andrea Römmele en el Bundestag. “Esto lo ha debilitado, justo cuando todos en Europa observan y esperan el regreso de Alemania”, agregó.
Alternativa para Alemania celebró la sorpresa y su co-líder, Alice Weidel, pidió nuevas elecciones entre las rondas de votación.
Con un total de 328 escaños en el Parlamento, la coalición de Merz -compuesta por su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU); sus históricos aliados, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU); y el Partido Socialdemócrata (SPD)- tiene una mayoría de 13 escaños.
Sin forma de identificar a los disidentes en una votación secreta, pero con unos pocos votos faltantes, Merz y Klingbeil decidieron reprogramar la votación para el mismo día. Su esperanza: que quienes usaron su voto como protesta se hubieran dado cuenta para entonces de la gravedad de sus decisiones
Desde sectores de la CDU circularon rumores de que los disidentes eran diputados del SPD descontentos con Klingbeil por los nombramientos que hizo el día anterior para su gabinete, lo que negaron los aludidos, apuntando a las señales públicas de irritación hacia Merz dentro de su propio bloque conservador después de que este aceptara repentinamente una flexibilización del límite constitucional de endeudamiento del país y un paquete de gastos de un billón de euros para el ejército y la infraestructura.
“Merz ha ofendido a mucha gente. Klingbeil también”, dijo Römmele.
Grandes desafíos
El canciller de 69 años tiene la misión de reformar la mayor economía de Europa y depende de una mayoría parlamentaria muy ajustada para lograrlo.
Lo anterior, en un momento en que Alemania afronta graves desafíos.
Merz, un atlantista acérrimo, debe lidiar con una administración estadounidense poco confiable y cada vez más hostil bajo el mando de Donald Trump, que busca reducir su compromiso de defensa con Europa. Adicionalmente, la amenaza de Washington de imponer aranceles a la UE podría llevar a la nación orientada a la exportación a una contracción este año, tras años de estancamiento.
En la interna, Merz ha presentado su coalición con el SPD como el último intento desesperado de los partidos mayoritarios por frenar el ascenso de la AfD, el partido ultraderechista que quedó en segundo lugar en las elecciones de febrero y aspira a obtener el primer puesto en las elecciones previstas para 2029.
Con todo, algunos analistas intentaron poner paños fríos. En 1949, el líder de la CDU, Konrad Adenauer, fue elegido canciller en el Parlamento por un solo voto, al igual que Helmut Kohl, otro canciller de la CDU, en 1994. “Es un hecho excepcional; algunos diputados querían enviar una señal”, declaró Andreas Busch, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Gotinga. “Merz cuenta con el apoyo para su coalición”, agregó.