El feliz momento del Teatro Municipal de Santiago

Después de tres horas de funciòn, la gente no abandona sus asientos ni se precipita a salir del teatro. Durante largos minutos y varias salidas del elenco al escenario, la ovación general se mantiene. Los fuertísimos aplausos sacuden el ambiente, hay incluso algunas lágrimas y abucheos para el villano de la obra.

En total unas 15 mil personas presenciaron la ópera Madama Butterfly durante su última temporada en el Teatro Municipal de Santiago. El éxito de la emblemática obra de Puccini, bajo la dirección musical de Paolo Bortolameolli y dirección de escena de Verónica Villarroel, fue rotundo. Las entradas para la ópera que presentó su última función este martes 15 se agotaron tan rápido que tuvieron que sumar dos nuevas fechas. Algo que felizmente se ha convertido en tendencia del recinto cultural que en 2027 cumplirá 170 años.

A las 14:00 del viernes 11 de julio la sala principal está vacía mientras personal del teatro mantiene la escenografía que en unas horas más volverá a presentar el drama de Cio-cio San. Por la entrada de la calle San Antonio van ingresando músicos cargando distintos instrumentos. También entra Paolo Bortolameolli. “Maestro”, lo saluda uno de los guardias.

Energía efervescente
“Ha sido maravilloso, realmente. Yo sabía que iba a ser algo especial por muchas razones; por este encuentro con Verónica (Villarroel), por ser mi primera ópera en calidad de director titular nombrado de la Filarmónica (cargo que ocupará oficialmente a partir de 2026). Estaba súper expectante, y después vino lo mejor, lo que uno nunca puede predecir del todo, el inmenso impacto que ha tenido Madama Butterfly en el público”, dice el director de orquesta con el énfasis que lo caracteriza. Paolo Bortolameolli está contento y se le nota. El éxito es empírico, apunta, está el dato de sold out que también aplica a otros espectáculos como el musical La novicia rebelde o el concierto Sonidos del silencio.

“Se siente una energía y una efervescencia en el teatro que se nota en los aplausos, en lo rápido que se están vendiendo las entradas, en los comentarios de redes sociales, la cantidad de veces que se comparten nuestros contenidos. Me siento feliz y tremendamente orgulloso de ser parte de esto”, declara sentado en una de las salas del edificio.

Destaca también la presencia de público nuevo, una audiencia diversa que está asistiendo por primera vez a un espectáculo en el Municipal de Santiago y que se suma a los eternos fieles. “Hay mucha gente que queda absolutamente prendada por la belleza y positivamente sorprendidos. Cuando hago divulgación siempre digo: dense la oportunidad, conéctense con esto que a lo mejor no se imaginan y que tiene que ver con el encuentro, con lo colectivo, con la pasión en el escenario, con tantas cosas que uno no puede anticipar. No se trata solamente de escuchar música, la experiencia de vivirla en vivo no es menor. Venir a ver al Ballet de Santiago no es sólo escuchar El lago de los cisnes, sientes también el sonido de los pies de los bailarines contra el suelo. En la ópera pasa lo mismo; son los cantantes, la orquesta, el vestuario, la iluminación,” comenta entusiasmado.

Esta energía que describe Bortolameolli no sólo invade al teatro durante las funciones. El movimiento es constante. “Los talleres son una fábrica de belleza cotidiana. Todos los días se está pintando una escenografía, en el taller de vestuario se están zurciendo trajes, ya se están revisando los detalles para la próxima ópera”, cuenta el director. Se trata de otro clásico, La traviata de Giuseppe Verdi, que tendrá siete funciones entre el 20 y el 30 de agosto, algunas de ellas ya agotadas y otras para las que van quedando las últimas entradas. “Me encanta que la gente no se quiera perder lo que está pasando en el Teatro Municipal. Es un triunfo que no es fortuito. Hay un engranaje que funciona permanentemente”, agrega.

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A los 5 años Paolo empezó a visitar el Teatro Municipal junto a su padre. Tenía 7 cuando presenció la Quinta sinfonía de Beethoven dirigida por Michelangelo Veltri que marcó su vida para siempre. Estudió piano en el Conservatorio UC, dirección en la Universidad de Chile y un máster en Yale. Dirigió por primera vez a la Filarmónica de Santiago en 2013 en el Teatro Caupolicán, con La consagración de la primavera de Stravinsky. Durante seis años trabajó en la Filarmónica de Los Ángeles junto a Gustavo Dudamel y en 2023 volvió al Municipal, que siente como un hogar.

“Crecí en estas paredes. Estoy aquí entonces para sumar en ideas, en proyectos. Soy un fanático de conectar con nuevas audiencias, es algo por lo que siempre he abogado: que la cultura y el arte sean motores fundamentales. Estoy convencido de que lo que nosotros hacemos realmente puede cambiar vidas y contribuir a la salud de una sociedad desarrollando valores como la empatía, el trabajo en equipo, la sensibilidad… El arte es una necesidad intrínseca del ser humano que radica en nuestra necesidad de comunicación. Por eso no podemos no hacer arte,” sostiene enérgico.

Agrega: “Un eslogan podría ser: ‘Si quieres emocionarte, el Teatro Municipal de Santiago te lo garantiza’. Creo que por algo viene tanta gente joven; en este lugar mágico encuentran conexión con lo humano. Eso no lo va a sustituir la tecnología.”

La cosecha feliz

Varios metros más arriba, en su oficina, Carmen Gloria Larenas, directora del Teatro Municipal desde agosto de 2019, también saca cuentas felices. Hace dos años, en entrevista con DF MAS, la exbailarina y gestora cultural decía: “Queremos que la gente vuelva al centro”. “¡Y se logró!”, exclama ahora. A los dos meses de asumir en el cargo -transformándose en la primera mujer en ocupar ese puesto en la historia de la institución- vino el estallido social que alteró completamente el funcionamiento del teatro. Luego fue la pandemia la que los obligó a cerrar sus puertas durante casi dos años.

Carmen Gloria recuerda entrar a la sala en noviembre de 2021 para el estreno de la ópera Manon que marcaba el retorno a la presencialidad, y observar con algo de preocupación la cantidad de butacas vacías. “Ahora estamos a sala llena y tenemos el problema feliz de estar agotando las entradas demasiado rápido. Es un gran momento que nos merecemos porque hemos trabajado mucho,” dice sonriendo.

Llegaron a tener un 72% de público nuevo anual, personas que visitaban por primera vez el teatro. En lo que va de 2025 esa cifra se ha neteado alcanzando un 51% de público nuevo y 48% de público histórico, indica la directora. “Si ya viniste una vez, tus datos quedan registrados. Entonces estos números más equilibrados los interpretamos como un público que ha vuelto. Las razones pueden ser muchas, pero a modo general creo que estamos conectando bien con la gente. Las personas tienen una experiencia que aprecian cuando vienen acá,” explica Larenas.

Menciona con entusiasmo la Gran Sala Sinfónica Nacional que la semana pasada inauguró la Universidad de Chile y que representó una noticia festiva para el ámbito cultural. “Es una gran cosa porque creo que nos falta soñar, mirar con ambición y reconocer lo que Chile tiene que entregar en cuanto a cultura,” apunta.

Recalca que en Latinoamérica son pocos los teatros de producción como el Municipal de Santiago: “En esa modalidad sólo estamos nosotros y el Teatro Colón de Buenos Aires, ningún otro teatro cumple con el requisito de tener una orquesta, un coro, un ballet y talleres propios. Eso habla bien del país, de su sociedad, su Estado, sus gobiernos de turno y su mundo privado. Hay que sentirse muy orgullosos porque este teatro va a cumplir 170 años de vida ininterrumpida, una vida asociada a momentos sociales y políticos del país. Me pregunto si existe una valoración adecuada de eso y creo que nos hace falta celebrarlo.”

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El exitoso momento que vive el teatro es fruto del trabajo de muchas personas, afirma, pero coincide con Bortolameolli en que la búsqueda de emociones es un factor importante.

“Cuando vienes a un lugar como este, llegas con tu propio capital cultural, el que sea, mucho o poco, y te sientas en un espacio de encuentro donde eres capaz de emocionarte junto a otras personas. Uno ve a las personas tras las funciones de Butterfly, y salen distintas, algunos incluso llorando, pero felices. Como eso no puedes medirlo, pareciera que no es nada, pero es todo. Es fantástico. No quiero hablar en contra de la Inteligencia Artificial porque todos tenemos que enfrentar la tecnología, pero sí creo que las artes van a ser un último reducto para el ser humano. En momentos polarizados donde no hay muchos lugares de encuentro hay que conservar los que tenemos. Es clave.”

Otro elemento, más invisible, pero que resulta indispensable para entender los buenos resultados, señala Carmen Gloria, es la existencia de un buen gobierno corporativo. “Tenemos un directorio súper comprometido, con gente diversa, inteligente y capaz,” destaca. El alcalde de Santiago, Mario Desbordes, quien es presidente del directorio del Teatro, le ha dado continuidad a la nómina actual sin introducir nuevos cambios.

Programación de calidad y una acuciosa labor de comunicaciones y marketing que cuida cada mensaje para llegar a un público cada vez más amplio, son parte fundamental de la misión, suma la directora. “En los últimos seis años hay un equipo enorme que ha sembrado permanentemente y hoy dia estamos cosechando un trabajo profesional.”

“También haber salido a la casa de talento chileno como el de Paolo Bortolameolli y César Morales es demasiado importante. Dos jóvenes profesionales que triunfaron afuera por sus méritos, que llevaron el nombre de Chile por el mundo y que hoy día vuelven a devolverle al país y al Teatro Municipal todo lo que este lugar les pudo dar,” dice. A esos dos nombres se le podría sumar el suyo ya que antes de convertirse en jefa, Carmen Gloria fue bailarina del Municipal y luego trabajó en comunicaciones.

– Ustedes tres se formaron acá y ahora están de vuelta.
– Exactamente. El Municipal es como una casa donde siempre quieres volver.

El teatro es también un espacio formativo que se mantiene innovando. En ese sentido celebra también el acuerdo educativo que mantienen con la Ópera de París y la alianza con la Fundación Ibáñez Atkinson y su Young Artist Program.

Hacia el futuro y más allá

Este año van en 4.731 abonados y 76.800 tickets vendidos. Por delante quedan espectáculos como La traviata y Cascanueces que son muy populares para el público, el ballet Frida y el aniversario de los 70 años de la Filarmónica. La alta demanda se traduce además en mayor estabilidad financiera ya que la venta de entradas es una entrada importante para sostenibilidad, señala Larenas. Aunque la finalidad no sea el lucro, hay artes muy costosas de producir.

“En esta ópera Butterfly tienes unos 80 músicos en el foso, más de 40 coristas en el escenario, además de los solistas y todo el equipo técnico atrás. Es un esfuerzo titánico en cual invertir. Quisiéramos y ojalá logremos conseguir más apoyo privado, que creo es donde podemos crecer,” declara.

La temporada 2026 ya está prácticamente lista (se anuncia en noviembre) y ya están planificando cómo celebrar los 170 años del teatro en 2027. “Hay una alegría inmensa, esto ya despegó y ahora vienen los desafíos asociados a ese éxito: dar más abasto, programar más funciones, seguir siendo atractivos y avanzar en el camino de abrir espacios de desarrollo para artistas nacionales.”

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– ¿Se puede atribuir parte del éxito al factor Bortolameolli también?
– Sí, no me cabe ninguna duda. Paolo es un atractivo muy grande porque no sólo es un gran músico, es además un comunicador excepcional. El público le cree y aquí en el teatro es muy querido y respetado.

Sobre el centro de la capital, Carmen Gloria también es optimista: “Tengo toda la impresión de que se están calentando motores no sólo para recuperar, sino que transformar la ciudad. Nada vuelve a ser lo que fue, ni para bien ni para mal. Necesitamos visiones ambiciosas que miren hacia adelante: recuperar el patrimonio histórico, pero también transformarlo.”

Clásico pero versátil

Siguiendo por varios pasillos y puertas por donde asoman talleres de costuras y salas de ensayo, se llega a la oficina de César Morales, director artístico del Ballet de Santiago. Bailarín con una destacada carrera internacional -estuvo más de 10 años en el Birmingham Royal Ballet, donde llegó a ser bailarín principal-, comenzó sus estudios a los 11 años en la Escuela de Ballet del Municipal de Santiago.

De los escenarios europeos aterrizó en Santiago para asumir como director artístico en marzo de 2024. Esta última temporada ha estado marcada por su dirección. El año arrancó con El lago de los cisnes y luego el ballet británico The Dream (Sueño de una noche de verano de W. Shakespeare), creación original del coreógrafo Sir Frederick Ashton.

“Fueron dos trabajos totalmente nuevos para la compañía y para el público. Uno tiene nervios de cómo va a ser recibido, pero yo realmente quería mostrar versatilidad y la respuesta fue maravillosa. El público más joven estaba fascinado y el público antiguo, que puede ser más duro para criticar, también. Muchos decían que nunca habían visto a los bailarines con esa fisicalidad,” comenta Morales.

Como director quiere cuidar el ballet clásico, enfatiza. “Esta es la única compañía en Chile que hace este tipo de repertorio clásico y lo seguirá haciendo. Pero todo evoluciona en la vida y se pueden traer cosas nuevas. Nuestros bailarines son atletas de alto nivel y creo que pueden llegar a hacer el repertorio que se está creando en Europa.”

Ahora viene Frida -del 26 de julio al 6 de agosto- que explora la vida, arte y legado de la artista mexicana Frida Kahlo, creada por Annabelle Lopez Ochoa. Se trata de una propuesta interesante, transmite César. “Sus obras están reflejadas en el ballet. De Frida hay mucho que contar, su accidente, su arte, sufrimiento, la relación con su marido y su hermana. Es como una película.” La programación del segundo semestre continuará con los ballets Giselle, Callas, la divina y Cascanueces.

César valora especialmente las actividades que permiten llevar el teatro a otros lugares, las funciones que presenta el ballet en regiones o el espectáculo gratuito que montaron en la calle con ocasión del Día de la danza. “Tenemos tertulias gratuitas, sólo hay que inscribirse. Como director artístico quiero que la gente sepa que el teatro está vivo y abierto a todo el mundo.”

Respecto del momento que atraviesa el Municipal, también lo vive con entusiasmo. “Yo al teatro le tengo mucho cariño. Es un lugar que está totalmente vivo, no hay día en que no esté pasando algo. Nunca para. Mi sueño empezó acá. El primer baile en vivo que vi fue aquí. Lo siento como mi casa. En algún momento iba a volver. Qué mejor que entregar aquí el conocimiento que uno alcanzó afuera. El teatro ha vuelto a la vida.”

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