El mundo católico recibió con sorpresa y esperanza la elección del nuevo Sumo Pontífice, el cardenal estadounidense Robert Prevost y con nacionalidad peruana, quien asumirá el papado con el nombre de León XIV. Pero en el norte del Perú, la noticia ha sido vivida con una emoción distinta: el nuevo papa dejó una huella profunda en varias comunidades peruanas, en especial en Chiclayo, donde ejerció buena parte de su misión pastoral.
Robert Francis Prevost, el nuevo sumo pontífice, se nacionalizó peruano en 2015.
El obispo de Chiclayo, monseñor Edinson Edgardo Farfán Córdova, no ocultó su emoción al recordar el paso de León XIV por tierras lambayecanas. “Desde que llegó al Perú se enamoró del país. Trabajó en Chulucanas, Trujillo y Chiclayo, donde dejó una impronta espiritual y humana que muchos aún recordamos”, señaló. “Estoy convencido de que el Papa León XIV continuará la línea de comunión y cercanía a los pobres que marcó el pontificado de Francisco.”
Prevost, miembro de la Orden de San Agustín, aterrizó en el Perú a inicios de su vida sacerdotal como parte de una misión en las regiones más apartadas del norte del país. Desde Ayabaca hasta Pacaypampa, montado a caballo, conoció de cerca la fe sencilla del pueblo andino. “Hay fotos de él cruzando los cerros de Piura, fue un pastor entre la gente, un hombre con olor a oveja”, relató Farfán.
Como agustino, monseñor Farfán compartió etapas claves con el nuevo Papa: “Fue mi formador en Trujillo. Luego lo nombraron superior general de la orden en Roma, cargo que ejerció durante 12 años. Cuando concluyó, le dije: ‘El Perú te espera’. Él solo respondió: ‘Soy religioso y obedezco’”.
La elección del nombre León XIV no es casual. El obispo de Chiclayo lo vincula con el legado del papa León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum, pionera en la doctrina social de la Iglesia. “Estoy seguro que el nuevo Papa dará continuidad a ese trabajo en su opción preferencial por los pobres. Él ha sido marcado por la realidad de nuestras periferias, y por el espíritu sinodal que impulsó Francisco”, afirmó.
Farfán también destacó el fuerte simbolismo de este nombramiento para el Perú: “Aunque nuestra diócesis es pequeña, el Papa León XIV sabe cuánto amor hay aquí. Chiclayo es una ciudad eucarística, de fe viva, y eso lo conmovió profundamente.”
Las celebraciones en Roma ya se preparan, mientras que en Chiclayo también se organizarán actos litúrgicos en honor al nuevo Pontífice. “León XIV no es solo un Papa para el mundo, es también un hijo espiritual del Perú, un pastor que conoce nuestras montañas, nuestras parroquias, nuestras esperanzas”, concluyó el obispo Farfán.
Un pontificado con olor a sierra, con alma agustiniana y con el corazón puesto en los más humildes. Así comienza el camino del papa León XIV.
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