Un inesperado y emotivo encuentro marcó la primera salida oficial del papa León XIV tras su elección. Durante su visita al histórico santuario agustino de la Virgen del Buen Consejo, en la pintoresca localidad de Genazzano, a las afueras de Roma, el pontífice protagonizó un momento de especial conexión con un grupo de peregrinos peruanos.
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El sábado 10 de mayo, la pequeña ciudad italiana se llenó de júbilo ante la llegada del nuevo líder de la Iglesia Católica.
Cientos de fieles, tanto locales como visitantes de diversas partes del mundo, se congregaron en la plaza frente al santuario, ansiosos por recibir la bendición papal. León XIV, visiblemente conmovido por la calurosa bienvenida, recorrió las estrechas calles del pueblo en automóvil, saludando y bendiciendo a la multitud que lo aclamaba.
El momento cumbre de la jornada se produjo cuando un grupo de peruanos, con voces llenas de emoción, hicieron resonar un saludo: “¡Papa León, el Perú está aquí!”.
La respuesta del pontífice no se hizo esperar. Al escuchar que los peregrinos provenían de Piura, su rostro se iluminó con una sonrisa y exclamó: “¡Ah, Piura! Bello. Peruviano fratelli”, dirigiéndose a ellos como “hermanos peruanos” en italiano.
La emoción fue palpable, creando un lazo instantáneo entre el Papa y los fieles de la ciudad norteña del Perú.
Ese mismo día, León XIV también realizó una visita a las grutas vaticanas, donde se encuentra la tumba de su predecesor, el papa Francisco.
Este gesto, cargado de simbolismo, representó un momento de oración y continuidad espiritual, marcando el inicio de su pontificado bajo la sombra de quien lo precedió.
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