El “paraíso socialista” de Suecia: Multimillonarios en aumento y riesgo de revuelta social.

Ruchir Sharma*

Un ejercicio útil y fascinante es analizar anualmente quiénes conforman la lista de multimillonarios de Forbes para identificar los países donde la riqueza está aumentando como porcentaje del PIB, centrándose en imperios familiares o agrupados en industrias “malas”, aquellas más conocidas por la corrupción que por la productividad.

Una hipótesis plausible es que los casos más extremos enfrentan los mayores riesgos de una revuelta anticapitalista.

Este año, las señales de alerta apuntan principalmente a Suecia. Aunque aún se considera un “paraíso socialista”, la riqueza de los multimillonarios en Suecia aumentó en 4 puntos porcentuales, alcanzando el 31% del PIB, el mayor incremento y nivel más alto entre las 20 principales economías analizadas.

Suecia cuenta con 45 multimillonarios, aproximadamente 1,5 veces más per cápita que Estados Unidos. El estadounidense más rico de la historia fue John D. Rockefeller alrededor de 1910, cuando su fortuna superó el 1,5% del PIB. Ningún estadounidense se acerca a esa cifra en la actualidad. La tierra de los Rockefeller contemporáneos es Suecia, con siete magnates cuya riqueza, como porcentaje del PIB nacional, supera la de Rockefeller en su apogeo.

Una economía funcional generará una clase multimillonaria equilibrada, con más riqueza “buena” proveniente de industrias como la tecnología o la manufactura que riqueza “mala” proveniente de sectores como el inmobiliario o las materias primas.

En Suecia, los multimillonarios “buenos” son superados en número por los “malos”. A pesar del surgimiento del país como incubadora de emprendedores tecnológicos, solo tres de ellos aparecen en la lista Forbes. Con tan solo el 12%, la proporción de “buenos” en la riqueza de los multimillonarios es la tercera más baja entre los 10 principales países desarrollados.

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Un fallo en el bienestar social

Suecia comenzó a fomentar la creación de riqueza tras el fracaso de su experimento de bienestar social desenfrenado posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los altos impuestos expulsaban del país a celebridades e industriales, lo que le costaba a Suecia mucho más en pérdidas de riqueza que en ingresos. Las subsiguientes crisis financieras a principios de la década de 1990 obligaron a Suecia a replantearse su compromiso con el socialismo.

El país no eliminó la educación y la salud gratuitas, financiadas con altos impuestos sobre la renta. Pero sí redujo el Estado del bienestar, al tiempo que abolió o redujo los impuestos sobre el patrimonio, las herencias, las sociedades y los bienes inmuebles.

Riqueza y herencias

Pero desde mediados de la década de 2000, los superricos ya no huían. Ahora dominaban: casi el 70% de la riqueza multimillonaria de Suecia proviene de herencias, la tercera mayor después de Francia y Alemania.

Suecia no es el único gran estado de bienestar que ha experimentado un auge de multimillonarios en los últimos años, Francia también lo ha hecho, pero cada uno presenta desequilibrios particulares. Entre ellos, Suecia incluye impuestos distorsionados y dinero fácil.

El país grava el capital con una carga mucho menor que los salarios, y en ocasiones lo grava de forma regresiva. La cuota anual para el propietario de una vivienda está limitada a menos de US$ 1,000, un gran estímulo para los ricos. Suecia también ha mantenido los tipos de interés muy por debajo de la media europea, y los tipos bajos tienden a inflar los precios de los activos, a la vez que facilitan a los ricos conseguir préstamos para obtener mayores ganancias.

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Pero en las últimas elecciones, la indignación política se ha centrado en los inmigrantes y la delincuencia, no en la desigualdad. Muchas familias empresarias importantes son más conocidas por regalar su riqueza que por ostentarla, lo que explica por qué han evitado ataques políticos. Pero la clasificación compuesta de Suecia en las tres métricas es ahora la peor entre una selección de 20 países, y eso no augura nada bueno.

Predictor de revueltas

En 2010, el auge de los multimillonarios “malos” en India provocó una reacción contra la creación de riqueza que frenó la actividad empresarial en general.

Durante la década siguiente, los desalentadores resultados en las métricas de multimillonarios presagiarían revueltas en todo el mundo, incluyendo en Chile, donde estallaron disturbios masivos contra la desigualdad social en 2019, y en Francia, antes de la ola de manifestaciones exigiendo “impuestos a los ricos”, en 2023. Las protestas de París se enfocaron en los grandes multimillonarios por su nombre.

Estas revueltas pueden extenderse como incendios forestales, cambiando con los vientos políticos. Como el economista sueco Johan Norberg ha descrito su país natal, esta es una nación de “extremos”, propensa a ignorar los problemas latentes “hasta que se vuelven demasiado grandes para negarlos y todos cambian de opinión al mismo tiempo.”

Toda economía sana necesita fomentar la creación de riqueza, especialmente en los sectores más productivos, pero el equilibrio es esencial. Demasiada riqueza en la cima, concentrada en manos de demasiados multimillonarios del tipo equivocado, pone a un país en riesgo de contraataques políticos o cambios de rumbo. Suecia es ahora un terreno fértil para este tipo de agitación.

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* El autor es presidente de Rockefeller International y autor de “¿Qué salió mal con el capitalismo?”.

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