El tan esperado recambio generacional que Gareca anunció querer iniciar (justo el día de su no-renovación), el que Reynoso ignoró porque nunca lo encontró y Fossati ni siquiera se molestó en buscar, ese mismo, el de la Selección Peruana, ya está aquí. Y no fue gracias a un trabajo minucioso de Ibáñez ni a una búsqueda de talentos en provincias. No. Es, una vez más, una "casualidad" de promesas juveniles surgidas en la Liga 1, tantas veces declarada muerta y revivida.
El sumo pontífice, además, negó públicamente ser hincha de la AS Roma, como se rumoreaba.
Línea por línea, Diego Enríquez (23, Sporting Cristal); Oliver Sonne (24, Burnley), César Inga (23, Universitario), Marcos López (25, Copenhague); Erick Noriega (23, Alianza Lima), Piero Quispe (23, Pumas); Kenji Cabrera (22, Melgar) y Luis Ramos (25, América de Cali) son los "nuevos" nombres en la última convocatoria del ‘equipo de todos’ para los partidos ante Colombia y Ecuador por las Eliminatorias al Mundial 2026. Con ellos, Perú no solo busca seis puntos, sino proyectarse hacia el futuro, con bases jóvenes que deberían complementarse con algunos veteranos, y no al revés.
Nadie puede negar que estos jugadores merecen su llamado, pero es lamentable que las "estrellas" del fútbol peruano no den para más de un partido en Copa Libertadores o Sudamericana antes de desaparecer. Y, de los que ya juegan en el exterior, apenas López y Ramos son titulares y sobresalen. Comparado con otras selecciones del continente, que casi no usan a sus jugadores locales sino a sus "europeos", queda claro que el problema nunca fue el recambio generacional, porque ya llegó y, tristemente, aún no es suficiente.
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