Señor Director:
Chile creció a un ritmo superior al 5% entre 1990 y 2010. Aumentó la inversión y, con ella, los salarios, el empleo y, lo más importante, el bienestar de las familias.
Sin embargo, producto de malas políticas estructurales, a partir de 2011 el sueño del desarrollo comenzó a desvanecerse, y nuestro crecimiento promedio cayó por debajo del 2%.
A cuatro meses de una de las elecciones más importantes de nuestra historia, cabe preguntarnos: ¿qué queremos hacia adelante? ¿Impulsar la inversión, la productividad y el crecimiento, o resignarnos al estancamiento?
Permítanme ser claro: ningún régimen comunista comulga con estos tres pilars fundamentales. Y sin ellos, no solo seguiremos estancados; peor aún, caeremos directamente al abismo.
Carlos Pérez-Cotapos U.