A principios de junio, el Instituto Regional de Administración de Empresas (Irade), corporación del sector privado de la Región del Biobío, designó como su nuevo presidente a Nelson Donoso, actual gerente general de Aclara Resources Chile.
Esta semana, a Donoso le tocará liderar su primer encuentro empresarial en el cargo. El miércoles, la ciudad de Los Ángeles recivirá a autoridades regionales y nacionales, además de grandes compañías con presencia en la zona.
En el caso específico de Los Ángeles, explica Donoso en conversación con DF, son tres industrias las que movilizan con mayor fuerza a la provincia del Biobío: forestal, energía y agro, cada una con sus distintos desafíos. Sin embargo, hay obstaculos transversales para cualquier inversión y uno que en la macrozona sur no se puede obviar, es la violencia que ha azotado a la región durante los últimos años.
“Inevitablemente, en encuentros como el que vamos a tener en Los Ángeles, es momento para hablar de inseguridad y violencia. Estamos un poco mejor, pero ¿hasta cuándo?”, dice. “¿Cuántos años llevamos con militares en La Araucanía? No está bien que tengas que cosechar el trigo protegido por un escuadrón de militares. Tenemos que salir de ahí, seguir trabajando, porque eso termina afectando la calidad de vida de las personas”.
Donoso plantea que el tema es difícil “manejarlo de manera estadística”, debido a que si bien ha disminuido la cantidad de hechos, las experiencias singulares al respecto siguen siendo muy duras. “El agro viene de una racha pésima, porque de alguna manera la violencia se traspasó al agro. Entonces, como que de alguna manera nos terminamos acostumbrando a esto y eso no puede ser. Me resisto a acostumbrarme a vivir en violencia, es una falta a la Constitución”, enfatizó el dirigente.
“Valor presente”
Más allá de lo anterior, Donoso dice que él siempre mira las cosas con el vaso medio lleno, lo que, en su caso, consiste en observar la potencialidad de la Región del Biobío: “Tenemos a las dos grandes forestales de Chile, que son modelos de rol a nivel internacional en términos de sostenibilidad (…) desde el punto de vista de la energía, el potencial del Biobío es altísimo. Si hablamos de energía renovable, la energía fotovoltaica se está desarrollando muy fuerte y el potencial eólico es gigantesco”.
Agregó que esto es un motor concreto de desarrollo regional que es un privilegio hoy mismo. “No es hidrógeno verde, o para el 2050. Es hoy. Es un privilegio hoy día y lo que tenemos que hacer es promover que esa industria siga invirtiendo en nuestra región”, sostuvo.
De esta manera, argumentó que hay que abordar problemas como las demoras en los permisos que dificultan las condiciones para invertir y tener la infraestructura suficiente en la transmisión de energía, por ejemplo.
“La única forma de movilizar que esto cambie es haciéndonos cargo cada uno de nuestra responsabilidad, para que esto se haga de acuerdo a la temporalidad que nuestra gente necesita”, dijo subrayando la importancia del “valor presente”.
En ese sentido, sostuvo que le parece un avance importante el proyecto para acelerar permisos que tramita el Gobierno. Considera que provocará un empuje a la inversión, pero hizo el punto de que “el desafío es mucho más grande”.
A Donoso, en Aclara, le tocó justamente enfrentar uno de los casos emblemáticos de permisología, cuando al proyecto de tierras raras de esta empresa en Penco se le puso término anticipado por no catastrar seis naranjillos, por lo cual tuvo que reformular su propuesta.
“Un desarrollador tiene que tener vocación de optimismo. Ese es el primer mandamiento de esto. Y el segundo es que tiene que ser estoico, hacerse cargo del medio donde quiere impulsar su proyecto. Desde esa perspectiva, nosotros hemos estado trabajando en cada una de las líneas de acción para que el proyecto sea compatible con la normativa y el medio ambiente, pero además para que nuestras comunidades lo reciban de manera favorable”, sostuvo.
Con todo, admite que el tema de los permisos “sin duda ha afectado la inversión en Chile”, pero aseguró que las empresas del Biobío siguen “con ganas de seguir empujando. Y para eso son estos encuentros: sentarnos a dialogar, entender cuáles son nuestros cuellos de botella”.