La violencia también está afectando a las autoridades penitenciarias en Perú. El martes 27 de mayo, se encontró un artefacto explosivo en la entrada principal del penal Castro Castro, ubicado en San Juan de Lurigancho, junto con una carta de extorsión.
La misiva estaba dirigida a los responsables del centro penitenciario, exigiendo el traslado de un recluso en concreto. El hallazgo motivó el despliegue de agentes de la PNP, quienes desactivaron el explosivo en coordinación con la UDEX.
En el Perú, de acuerdo con la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2024, aunque el 67.4% de los bebés menores de seis meses reciben leche materna, numerosas madres enfrentan dificultades que pueden conducir al abandono temprano de esta práctica.
Según fuentes policiales, el artefacto tenía potencia letal y demuestra la fuerte presión ejercida por grupos criminales desde dentro y fuera de las prisiones.
La carta de extorsión, según las mismas fuentes, demandaba el trasaldo de un líder de una presunta organización delictiva que sigue operando desde el interior de la cárcel.
Además, incluía amenazas directas contra el personal del INPE y la seguridad del penal, advirtiendo que, de no acceder a lo pedido, “harían explotar el establecimiento”.
Por motivos de seguridad, las autoridades no han revelado la identidad del interno mencionado, pero confirmaron que ya está siendo evaluado por inteligencia penitenciaria.
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