Señor Director:
Este 1 de mayo abundaron los homenajes al esfuerzo de millones de trabajadores, pero una pregunta incómoda persiste: ¿estamos haciendo algo real por su futuro? En Chile, se gastan más de US$ 250 millones anuales en capacitación vía franquicia tributaria. Un tercio se va en cursos online de baja calidad, sin impacto real. ¿Formamos o solo simulamos? Según el Foro Económico Mundial, los trabajadores deberán actualizar de manera continua sus habilidades digitales, cognitivas y socioemocionales, pero el debate aún no llega a Chile. Regular con lógicas de los ‘90 ignora el verdadero desafío: construir protecciones para un mercado laboral fragmentado y cambiante. El giro debiera ser hacia un pacto que priorice capacitación útil, educación pertinente y protección para un trabajo que ya cambió.
Francisco Carrillo
Socio CoMov