Greg Abel enfrenta un desafío difícil al liderar Berkshire Hathaway después de la partida de Buffett.

Nueva York/Omaha

El CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, valoró el nombramiento de Abel: “Representa todo lo bueno del capitalismo” de Estados Unidos, dijo a FT.

Mientras 40 mil accionistas de Berkshire Hathaway se pusieron de pie en Omaha, el sábado 3 de mayo, para ovacionar a Warren Buffett, Greg Abel se encontraba entre quienes aplaudían la trayectoria del mayor inversionista del mundo.

Cuando se reúnan en la junta anual del próximo año, sus ojos estarán puestos en Abel, el sucesor elegido por Buffett en el gigante financiero que él dedicó seis décadas a construir.

Abel, de 62 años, será examinado con lupa de una forma que Buffett ha evitado en gran medida en los últimos años, con los inversionistas confiando en rentabilidades que han superado al S&P 500 en más de 5,4 millones de puntos porcentuales en los últimos 60 años.

Doble desafío

La tarea de Abel es doble: mantener la cultura que Buffett y su difunto vicepresidente, Charlie Munger, inculcaron en Berkshire, y al mismo tiempo, poner a funcionar el récord de fondos del grupo.

A los inversionistas les llevará años saber cómo se posicionará Abel como asignador de capital, si tendrá el mismo talento para identificar dónde mover los miles de millones de dólares que fluyen a Omaha cada mes y si podrá acercarse a la rentabilidad de Buffett.

Algunos de los actores financieros más poderosos de Estados Unidos elogiaron a Buffett tras su anuncio.

El CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, declaró a Financial Times que Buffett “representa todo lo bueno del capitalismo estadounidense y de EEUU mismo”, mientras que el director de Goldman Sachs, David Solomon, afirmó que el inversionista había “influido en una generación de líderes que se han beneficiado de su inusual sentido común y su enfoque a largo plazo”.

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Pero tal elogio es una señal del desafío que enfrenta Abel. Berkshire ha tenido dificultades durante años para identificar objetivos de adquisición adecuados. Buffett afirmó que seleccionaron todas las opciones que valían la pena comprar, pero las valoraciones fueron exageradas.

Esto ha desconcertado en ocasiones a los accionistas, que han visto cómo Berkshire perdió oportunidades de adquisición frente a otros postores o se mantuvo al margen. Sin embargo, Buffett podría verse reivindicado si la ola de compras apalancadas tras la pandemia, en la que las firmas de adquisición pagaron precios exorbitantes, tambalea bajo el peso de la deuda y la desaceleración económica.

Abel tendrá un enorme poder de fuego cuando tome las riendas: Berkshire acumula casi US$ 350 mil millones en efectivo tras unas ventas netas de aproximadamente US$ 175 mil millones en acciones durante los últimos 10 trimestres.

Buffett recordó el sábado que Berkshire solía estar repleto de oportunidades durante las liquidaciones. Con la turbulencia de la economía estadounidense, estas podrían presentarse pronto para Abel.

La pregunta es si será más agresivo en la búsqueda de objetivos o si se involucrará más en la maquinaria de negociación de Wall Street, algo que Buffett en gran medida ha evitado.

La reputación de Buffett se consolidó gracias a decisiones importantes, como no participar en el boom de las puntocom a finales de los ‘90, evitando la catástrofe del estallido de la burbuja, y tener efectivo para invertir durante la crisis financiera mundial, cuando ayudó a proteger a bancos como Goldman Sachs mediante inversiones.

Recientemente, recortó drásticamente la participación accionaria de la compañía, en parte por motivos de valoración.

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Con el tiempo, Buffett declaró el sábado, “nos bombardearán con ofertas que nos alegrarán tener el dinero”. Añadió: “Sería mucho más divertido si ocurriera mañana, pero es muy, muy improbable que ocurra mañana”.

Queda por ver si Abel recibirá la misma buena voluntad que su imponente predecesor y si podrá controlar todas las actividades de Berkshire.

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