De Minimosca (Peisa, 2024) ya se ha dicho que es un “acontecimiento de la literatura hispanoamericana”. En España, la prensa la ha tratado de “obra maestra” hacia arriba. Entonces, no debe sorprender que haya sido seleccionada entre las quince obras finalistas de la VI edición del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa.
La novela de Gustavo Faverón comparte la lista con libros aplaudidos como Los alemanes del español Sergio del Molino, Chamanes eléctricos en la fiesta del sol de la ecuatoriana Mónica Ojeda, Un silencio lleno de murmullos de la nicaragüense Gioconda Belli, entre otras.
Al concurso se presentaron 452 obras, una participación inedita en la historia del premio, textos procedentes de cerca de 30 países.
De esta lista de quince, el jurado del VI Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa seleccionará seis obras finalistas, cuyos nombres se harán públicos en las semanas previas al fallo, en el marco de la VI Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que, por primera vez, se celebrará en España, del 22 al 25 de octubre, en las ciudades de Cáceres, Badajoz y Trujillo, de manera simultánea.
Y el nombre del ganador o ganadora de esta edición se anunciará durante la Bienal 2025, y se sumará al de los autores galardonados en ediciones anteriores: David Toscana (2023), Juan Gabriel Vásquez (2021), Rodrigo Blanco Calderón (2019), Carlos Franz (2016) y Juan Bonilla (2014).
Minimosca llegó seis años después de la aclamada Vivir abajo. Los relatos que la componen viajan por las guerras mundiales, el Holocausto, los Balcanes, el arte de vanguardia en Francia y los Estados Unidos, las dictaduras de América Latina, el Perú de Sendero Luminoso y más.
Esta obra se alimenta del horror, lo fantástico, el humor, la derrota y el realismo. Entre sus personajes hallaremos a boxeadores enloquecidos, padre devoradores, prófugos, exiliados, migrantes clandestinos y psicópatas. Un conjunto de casi 700 páginas, que por sus tintas corren la influencia de Borges, Burton y Cervantes.