Opinión
Ante el arancel para el cobre, el Presidente Boric nuevamente opta por la bondad en su análisis y señala por redes sociales que no se debe llevar las relaciones diplomáticas por redes sociales. Lástima que la historia no lo avale y sean decenas de tuits suyos, casi siempre intempestivos, los que han abordado todo tipo de materias en relaciones internacionales.
Imagen generada por Inteligencia Artificial. Midjorney
No importa el tamaño del televisor narco que uno pueda tener en el hogar ni la cantidad de plataformas de streaming que uno pague mensualmente -mi ingenuo yo del pasado creyó en algún momento que con Netflix era más que suficiente-, la experiencia jamás se acercará al placer de ir a ver una buena película a una sala de cine. Intenté hacerlo esta semana y fue imposible, una cartelera pobrísima enfocada en un público de vacaciones de invierno donde todo está orientado a niños y adolescentes y adultos con esas características (no quiero pelear con la fanaticada de la F1, pero podría). No se trata aquí de querer ver una oscura película de cine independiente finlandés, sino simplemente historias en que haya algo más que malos muy malos y buenos buenísimos.
Para eso tenemos la política internacional. El malo, sin duda, es Trump. Como quien saca un conejo de la chistera anunció un arancel de 50% para el cobre. Ya no se puede esconder este desorden total en que ha sumido al comercio internacional en el halo de un gran negociador que nadie comprende, pues aquí estamos frente a proteccionismo puro y duro. No es para nada claro cuáles son los beneficios de intentar proteger a una industria que requiere inversiones de largo aliento, habría que ser muy osado para animarse a invertir basado en una protección que tal como viene lo probable es que termine desapareciendo en el corto o mediano plazo. El único logro de Trump será aumentar los costos de los importadores estadounidenses de cobre y alterar las economías de los países productores: hello!
Como si la maldad no fuese suficiente, en una acción digna de villano de Superman (a propósito de la cartelera), impuso también un arancel del 50% -el guarismo de la semana- a Brasil, ya no aduciendo a indescifrables argumentos económicos, sino políticos. Los problemas judiciales de su amigo Bolsonaro, acusado de organizar un golpe de Estado, es la razón puesta por escrito por Trump para imponer el arancel a los productos brasileños. Insólito y ridículo, pero totalmente real. Buena oportunidad le da a Lula para apelar a un justificado orgullo patrio y presente griego para Bolsonaro, pero los villanos de caricatura suelen no preocuparse de la consecuencia de sus actos.
Nosotros, en cambio, tenemos la suerte inmensa de contar con el bueno. Al Presidente Boric no le importó quedar mal con buena parte de Occidente y fue feliz a la reunión de los BRICS a palmotearse con gente encantadora como los representantes de Irán y Rusia, entre otros. Como él es bueno, nada puede afectar a Chile. De hecho, haciendo alarde de su reconocida bonhomía decidió en plena reunión de los BRICS llamarle la atención a Rusia por la invasión y posterior guerra con Ucrania. No era suficiente quedar mal con buena parte de nuestros aliados naturales, sino que quedamos mal con los BRICS también. ¡Síganme los buenos!
Ante el arancel para el cobre, el Presidente Boric nuevamente opta por la bondad en su análisis y señala por redes sociales que no se debe llevar las relaciones diplomáticas por redes sociales. Una persona muy seria nuestro Presidente. Lástima que la historia no lo avale y sean decenas de tuits suyos, casi siempre intempestivos, los que han abordado todo tipo de materias en relaciones internacionales. Se puede ser bueno, pero además pedir consistensia es exigir demasiado.
Tenemos roles asignados para el bueno y el malo, para el feo me ofrezco yo.