61 EXITS ha logrado el fondo de Luxemburgo.
El camino laboral de la francesa experta en banca en inversión, Karine Arama, ha sido variopinto e incluye desde posiciones en Goldman Sachs y Morgan Stanley, un emprendidimiento propio, hasta liderar una firma de capital de riesgo. Hoy es socia de SGH Capital, una empresa de venture capital de Luxemburgo que apunta a sectores disruptivos y desarrolla un fondo impulsado por datos y algoritmos para predecir cuáles startups lograrán levantar su próxima ronda.
En entrevista con DF, la francesa -que participó en el Singularity Summit Chile 2025 que organizó la filial chilena de la casa de estudios no tradicional de Silicon Valley- habló del rol que puede jugar el país en la transición climática global y de los cambios radicales que trae la inteligencia artificial (IA).
“Esta es mi primera vez en Chile. Y me sumergí de lleno en comprender el país, su posicionamiento, las oportunidades y desafíos que tiene”, dijo.
Magíster en Banca, Finanzas y Seguros de la Université Paris Dauphine, ha tenido una carrera de casi 20 años en banca de inversión entre París y Londres. En 2015, aterrizó en Singapur, donde se alejó de los números y de las inversiones y lanzó su propio emprendimiento: Train with Kay, firma de fitness, nutrición, estilo de vida y coaching de longevidad.
Tres años después, volvió a su ciudad natal en Francia donde se unió a una startup de blockchain, donde “me conecté realmente” con esta tecnología, dijo.
Desde 2021 es socia de SGH Capital, compañia que tiene cuatro fondos principales de capital de riesgo para startups, con foco en startups de Estados Unidos y Europa occidental.
Su tesis de inversión apunta a infraestructura blockchain, tecnología espacial, robótica humanoide y tecnologías de defensa impulsadas por IA.
Acumula más de 200 inversiones y, según la plataforma PitchBook, han logrado 61 exits desde su fundación en 2013. Entre sus respaldos están OpenAI, Carta, Figure AI y Anduril.
Un país “bendecido”
Arama ya tiene un diagnóstico de Chile. Afirmó que puede “liderar en innovación y tecnologías climáticas, pero tiene desafíos” para lograrlo.
Destacó la riqueza del país en recursos naturales. “Y no son cualquiera, sino aquellos que se utilizan para el despliegue de las principales y más grandes tecnologías en este momento en el mundo”, comentó.
“Cuando piensas en litio o cobre, en plantas solares o en hidrógeno u otra energía renovable, es como si Chile estuviera bendecido”, agregó.
Pero el gran reto, según Arama, viene en la siguiente etapa. “Veo un país que exporta y está bien, pero ese es el camino fácil. Chile debe tener un plan para construir toda la infraestructura en torno a esos recursos para, por ejemplo, sofisticar la cadena de valor”, afirmó.
Según Arama, aquello “requiere de un plan a 30 años”, más allá de un mandato presidencial, con asociaciones público privadas que lleven a la contrucción de infraestructura en el territorio.
“En vez de exportar litio, ¿por qué no construir los computadores en Chile? Hay que aprovechar y beneficiarse de toda la cadena de valor, y eso genera empleo y generación de ingresos de diversas formas. Ese podría ser el caso para cada uno de estos recursos naturales”, planteó.
Aunque señaló que aquello demanda formación y educación en tecnología.
Destacó que Chile tiene una muy buena conectividad a internet. “Y cuando veo eso, la buena voluntad del Gobierno de apoyar a los emprendedores a través de Corfo, y veo esos recursos naturales, veo un país con mucho potencial”.
Respecto de las startups locales, dijo que para atraer capital de fondos extranjeros, los fundadores deben apostar “a pensar en grande y ser globales”.
“Si no eres global es imposible. Tienes que empezar a nivel local con una problemática que podría aplicarse a otros países, tener un plan escalable y una idea que no sea fácil de replicar. Ese es el criterio más importante”, comentó.
Más allá de la IA
Para Arama, la IA es una tecnología tan transformadora que cambiará la manera en que las personas piensan, trabajan y se relacionan. “No es solo una moda pasajera”, advirtió.
Pero también alertó del frenesí de inversión en el sector: “No estoy 100% segura de que los fondos de IA vayan a funcionar. Muchas ideas son fáciles de copiar, y creo que varios fondos van a fracasar en esta tesis de inversión”, dijo.
Más allá de la IA, identificó tres grandes áreas de transformación: la robótica humanoide, la tecnología blockchain y la ciencia de la longevidad.
“Vamos hacia un mundo donde habrá escasez de mano de obra y una población cada vez más envejecida. Es obvio que veremos más robots en casas y hospitales en los próximos 20 años”, dijo.
Sobre blockchain, cree que la tecnología aún es inmadura y compleja para el público masivo, pero con un gran potencial.
“Es como un adolescente sin límites ni regulación. Aún no tiene un terreno claro donde operar, pero va a llegar”, comentó.