La Casa Blanca despliega la artillería contra Powell

Forzar la renuncia de alguien es una de las prácticas laborales más tóxicas. Para lograrlo se requiere una campaña de bullying y/o crear un ambiente de sospecha sobre sus acciones. La Casa Blanca está construyendo ambos contra Jerome Powell, presidente de la Fed.

“Tonto”, “Mr. Tarde”, “cabeza hueca”, “idiota”, “perdedor” son algunos de los insultos públicos que el Presidente Donald Trump ha utilizado contra Powell desde marzo pasado. Trump ha hecho de Powell -a quien él nominó para el cargo en 2017- el responsable de la larga pausa adoptada por la Reserva Federal y su reticencia a recortar la tasa de interés, hoy en 4,25%-4,50%.

La Fed argumenta que la economía estadounidense está en buen pie y que, antes de decidir un movimiento de tasas, es necesario conocer el nivel final de los aranceles. “De no ser por la incertidumbre arancelaria, la Fed no estaría en pausa”, ha señalado Powell en sus últimas intervenciones.

Para Trump la alta tasa de interés es un problema. Asegura que no hay inflación, a pesar de que la cifra oficial en junio fue 2,7%; y la economía “estaría volando”, de no ser por la “ridículamente alta” tasa de interés. “Debería ser tres puntos (porcentuales) más baja”, ha argumentado. Una tasa de 1,5%, implicaría un sesgo fuertemente expansivo, con una tasa real negativa, en momentos en que la inflación se mantiene por encima del 2% meta de la Fed.

Felipe Jaque, economista jefe del Grupo Security, apunta a que el interés de Trump por acelerar los recortes de tasas también es fiscal. “Hay un porcentaje importante de la deuda por renovar luego. Es una buena cantidad de deuda que está emitida a tasas bastante más bajas… Lo que está viendo la administración Trump es que efectivamente va a salir a endeudarse punto y medio más arriba de lo que le costaba antes”, explica.

LEAR  Itinerario y horario para el 5 de enero.

El mandatario afirma que el fisco estadounidense “podría ahorrar US$ 1 billón al año en intereses”, si la tasa bajara tres puntos porcentuales.

La cifra mencionada por Trump corresponde aproximadamente al 3% de los US$ 36 billones de la deuda pública estadounidense. Sin embargo, no considera que el impacto de una baja de tasas no es inmediato: la mayor parte de la deuda no se refinancia de forma automática. Además, la tasa de política monetaria es solo una referencia, y puede diferir significativamente de los intereses exigidos por el mercado en la emisión de nuevos bonos del Tesoro.

Plan B

Powell concluirá su período como presidente de la Fed en mayo de 2026. Para entonces, el mercado espera que el banco central haya avanzado con al menos dos, sino tres, recortes de tasas. Demasiado poco y lento para Trump.

Pero la institucionalidad le impide despedirlo, a pesar de haber reconocido su deseo de hacerlo. Un fallo de la Corte Suprema del pasado 22 de mayo recordó a Trump que la Fed es independiente y fuera de su alcance de interferencia. Pero eso se limita a diferencias políticas.

La institucionalidad sí contempla que el presidente de la Fed pueda ser removido por el Congreso (donde los republicanos tienen mayoría) en caso de malversación de fondos o incumplimiento de su deber. Este último punto es difícil de argumentar ante los tribunales. De ahí que el “Plan B” de la Casa Blanca contra Powell apunta al manejo de recursos en torno al plan de reconstrucción de los tres edificios que conforman la sede del banco central.

LEAR  Personas que lanzaron cohetes en Año Nuevo, las más endeudadas: INEGI

Fue William “Bill” Pulte, director de la Agencia Federal de Financiación de la Vivienda, el primero en acusar a Powell por la renovación del edificio. El pasado 2 de julio, a través de la red social X, Pulte acusó a Powell de mentir en su testimonio al Senado sobre los crecientes costos del proyecto, y que eso sería razón suficiente para su salida.

Pulte, de 37 años, heredero de uno de los grupos de la construcción más grandes de EEUU, es uno de los seguidores más leales del mandatario. Según WSJ, en Washington incluso se lo conoce como “Pequeño Trump”.

En apenas dos semanas, lo que parecía una acusación descabellada, se ha convertido en el eje de la campaña de los republicanos más cercanos a Trump contra Powell. Las redes sociales están llenas de seguidores del movimiento MAGA, incluyendo a senadores como Cynthia Lummis (Wyoming), acusando a Powell de despilfarrar dinero en un “Palacio de Versalles”.

Los posts repiten las acusaciones de que, mientras la Fed se niega a bajar las tasas de interés afectando a los hogares, Powell ordena el gasto de dinero para la construcción de ascensores privados, acabados de mármol y bronce, terrazas y salones de lujo.

El origen de estas acusaciones, y del término “Versalles” puede rastrearse al paper publicado en marzo pasado por Andrew Levin para el Mercatus Center de la U. de George Mason. En el documento, Levin, exasesor de la Fed entre 2010-2012, cuestiona el aumento en el costo del proceso de renovación, que pasó de US$ 1.900 millones cuando se aprobó el plan en 2017 a US$ 2.500 millones. En comparación, acusa Levin, la Administración General gastó apenas US$ 200 millones en la renovación del Edificio Ronald Reagan, que alberga a unos 2.500 empleados -similar a la Fed-.

LEAR  Hoy evalúan prisión preventiva contra sujeto que chocó camioneta contra restaurante El Charrúa

En su carta a la Casa Blanca, Powell afirmó el jueves pasado, que no hay excesos de lujo, que los mayores costos se deben a imprevistos como una mayor cantidad de asbesto a la esperada, y que el gasto en mármol y bronce tiene como fin mantener las características originales de los edificios por preservación de la arquitectura histórica.

Levin, profesor de economía de la Universidad de Darmouth, es el fundador de Fed UP, un movimiento que demanda mayor transparencia y representatividad en la Reserva Federal y sus bancos regionales. En el mismo paper publicado en marzo, y seguido por un segundo en junio, Levin plantea la urgencia de una mayor supervisión de la Fed, citando además las pérdidas en su hoja de balance por su programa de compra de bonos. “La Ley de la Reserva Federal autoriza al Presidente a despedir a un alto cargo por “ineficacia”, que se refiere a una mala gestión de los fondos públicos, o por “prevaricación”, que se refiere a violaciones de la ley”, dijo Levin el miércoles a The New York Post.

Como si lo hubiese escuchado, horas después Trump repetía: “es improbable (despedir a Powell) a menos que tenga que irse por fraude”.

Deja un comentario