Las confesiones de Mochatto, la versión cómica de Mosciatti “Él no eleva la voz, pero te hace pebre”

Cuenta la historia y se ríe. Aunque es menos extrovertido que los personajes a los que da vida en sus rutinas de comedia, Francisco “Toto” Acuña se ríe con facilidad. “Mi amiga, la actriz María Olga Matte, se encontró hace poco con Tomás Mosciatti en una reunión en la embajada de Francia. Al poco rato ella le comentó de mí, o más bien de Mochatto, el personaje que yo hago en Detrás del muro y que está inspirado en él. Dice que Mosciatti le comentó que le gustaba mucho ese trabajo mío, que me encontraba talentoso. María Olga decidió entonces grabar un video donde él me enviara un saludo. El problema… es que nunca apretó el botones rec”, relata. “Así que nada, si es que yo me muero o se muere él nunca va a quedar evidencia de que había una admiración suya hacia mí”, agrega; y se le escapa otra vez la risa.

Acuña (43 años, oriundo de Lolol) es un actor y comediante que se hizo conocido televisivamente en los tiempos de Morandé con Compañía, en Mega. Estuvo allí cerca de 13 años y fue el lugar donde nacieron recordados personajes suyos como El Zorrón, el Huaso Toto o el Vampiro Feña. Hoy, su personaje que da que hablar es Mochatto, la versión en clave parodia del abogado y comentarista político Tomás Mosciatti, conocido por sus afiladas y temidas entrevistas en radio y televisión. Cada jueves que se emite el programa Detrás del muro, en Chilevisión, pasa lo mismo: la aparición de Mochatto es muy celebrada, y luego se despliega en redes sociales.

“Es sorpresivo lo que ha pasado con este personaje. Me saludan en la calle, me piden fotos, me empezó a seguir gente que antes no lo hacía, como una hija de Sebastián Piñera o Rafael Araneda. Esta mañana fui a una farmacia y un joven se puso muy contento al verme, me dijo: ‘Hola Mochatto’”, cuenta, mientras se toma un café y se come una paila de huevos revueltos con jamón en una cafetería de La Reina, cerca de su casa. “A estos huevitos les pusieron aceitunas, nunca los había probado así”, indica.

“Es sorpresivo lo que ha pasado con este personaje. Me saludan en la calle, me piden fotos, me empezó a seguir gente que antes no lo hacía, como una hija de Sebastián Piñera o Rafael Araneda”.

Dice que siempre le gustó el estilo y las entrevistas de Tomás Mosciatti. Que lo ve hace años, incluso antes de pensar siquiera en armarlo como personaje. “Simplemente lo veía como cualquier ciudadano de a pie, como diría Mosciatti”, se ríe. “Lo que más me gustaba, y que es lo que finalmente he trabajado en el personaje, es su suavidad y su rudeza a la vez. Él no eleva la voz, pero te hace pebre. Como ir cortando un árbol que tienes enfrente. Además, tiene esa cosa tan incisiva, de no dejar responder. Eso me causaba gracia”, dice.

Entonces adopta la voz de su personaje -calmada, pero que no se detiene, como una metralleta ralentizada- y habla como posiblemente lo haría Mosciatti en una entrevista: “Diga usted lo que tiene que decir, ahí está la gente, vamos, responda, ahí está la señora Juanita escuchando”. Desde la mesa del lado, dos señoras lo oyen, lo miran, parecen reconocerlo.

La primera vez que representó al personaje fue en 2021, cuando junto a su pareja -la también comediante Belén Mora- y un elenco hicieron el espacio de humor Políticamente incorrecto en La Red. La idea de hacer al estricto entrevistador político la propuso un libretista y el comediante aceptó enseguida, pues lo tenía muy fresco en la memoria. “No lo estudié más de lo que ya lo había visto. No tuve ni que ensayarlo mucho”, reconoce. Quería hacerlo divertido, agudo, pero no caer en una caricatura. Lo hizo dos o tres veces en pantalla, entrevistando desde actores que hacían de políticos de izquierda y de derecha, hasta el Viejo Pascuero, a quien le cuestionó que anduviera tan abrigado en verano. Cuando el programa se acabó a fines de ese año, Acuña metió a su personaje -que no alcanzó a tener ni nombre- en un cajón. Lo resucitaría, con honores, cuatro años después.

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Mochatto entrevista a la candidata Matthei -interpretada por la actriz Belén Mora- en “Detrás del Muro”.

Mochatto nunca se ríe

Mochatto, ahora con nombre, reapareció hace poco más de un mes en la televisión. Toto Acuña dice que lo propuso a la producción de Detrás del muro y le dieron luz verde. El comediante, con sus huevos revueltos ya consumidos, dice que en el tiempo que transcurrió entre la primera vida de este personaje y su nueva existencia en las pantallas de Chilevisión, a él le han pasado varias cosas: tuvo dos hijos, se alejó de la televisión, perfeccionó más su gusto por la guitarra -tiene en pausa su banda Dolores Capital- y se dedicó a pensar por primera vez en proyectos de humor en solitario, como su actual show Totos juntos, que agota todas las entradas desde que lo presentó en enero pasado.

Cuando empezaron con Detrás del Muro a inicios de 2025 -en lo que significó, también, el regreso de Kike Morandé a la TV-, Acuña no se acordó enseguida de Mochatto. Pero cuando lo hizo, meses después, no pudo detenerse. Lo tenía intacto en la cabeza y en el cuerpo. Ahí estaba ese tono de voz tan particular, que ya había hecho años antes y que logra sólo cuando habla en voz baja. Ahí estaba también ese estilo compartido con el Mosciatti original: directo, severo, imperturbable, que interrumpe, que desconcierta, que insiste; que incluso es hasta un poco desalmado. A eso se sumaba la caracterización precisa, el cabello blanco, los suspensores, la corbata. “La primera vez que lo hicimos en el programa se hizo viral altiro. Así que empezamos a incluirlo frecuentemente. Partimos con un texto de tres páginas, luego cinco, siete”, cuenta Acuña, quien participa activamente en los libretos del personaje.

Por las entrevistas de Mochatto ya han pasado prácticamente todos los candidatos presidenciales, caracterizados a su vez por otros miembros del elenco del programa. Estuvieron así Evelyn Matthei, Jeannette Jara, José Antonio Kast; y también quienes participaron en la primaria oficialista. Y en uno de los últimos jueves, apareció en versión comedia la exPresidenta Bachelet. Todos, sin excepción, fueron acribillados por las preguntas de Mochatto y terminaron, literalmente, con la silla casi al nivel del suelo. “Como ir cortando un árbol”, repite Acuña. “Ese detalle lo propusimos para mostrar en imagen lo que provocaban estas conversaciones, que las personas se van hundiendo”. Mientras, en la vida real, en el programa De frente, el Mosciatti verdadero ha andado en afanes similares con Carolina Tohá, Joannes Kaiser, Franco Parisi y Harold Mayne-Nicholls, entre otros.

Acuña confiesa un dato curioso: trató de darle un lado amable a Mochatto. Así como decidió que el personaje no sonriera nunca, quiso también que tuviera un flanco lúdico. Por eso, entre las preguntas, se despacha trozos de cuentos o cantos infantiles, con los que desconcierta a sus interlocutores. “Es para hacerlo más transversal. La idea es que se rían todos, no sólo quienes siguen la política o la economía. Entonces Mochatto es duro con los entrevistados, pero también se los agarra para el leseo. Son estupideces, pero funcionan”.

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Dice que disfruta esos grados de libertad. “Yo no hago una imitación de Mosciatti, lo llevo a la comedia. Eso da licencias. Como esto de hacerlo más serio, porque Mosciatti igual en algún momento tiene como una sonrisita irónica y está casi como gozando lo que está pasando. Mochatto no. Jamás se ríe. La parodia rescata lo esencial de una persona y lo exacerba, pero el resto es creación del personaje”.

Y antes de armarse el segundo cigarrillo de esta entrevista, Acuña se larga una personal declaración de principios: “No me atrevo a decir que soy imitador. No ando buscando personajes para imitar. Yo admiro mucho el trabajo de Stefan Kramer, pero claro, él está amarrado a tomar un personaje que ya existe. A mí me gusta también trabajar categorías de personajes, como un narco o un policía de frontera. O sea, personalidades más que personajes. Además como lo mío no es una imitación, eso me relaja, me pone mucho menos peso”.

La pregunta a Mosciatti

-¿A quiénes entrevistará Mochatto cuando se le terminen los candidatos presidenciales?

-Ése es un tema, yo lo he pensado harto. Podría ser un Rodolfo Carter, por ejemplo. Pienso en personajes reconocibles de la política. Una Cathy Barriga, por ejemplo. O un Hotuiti. Meterse en el ámbito de los alcaldes, los diputados, los gobernadores.

Toto Acuña hace una pausa. Ordena las ideas. Y retoma: “Lo otro que me gustaría, aunque no sé si funcionaría, es que Mochatto entreviste a los candidatos presidenciales reales. No sé quién se atrevería”. Dice que ya se lo planteó a la producción del programa.

– ¿Y? ¿les interesa?

– Sí. Pero siempre está el miedo de meterse con la política real. Tal vez habría que mandarles antes los libretos a los candidatos, o en medio de la entrevista pueden empezar con discursos de campaña. Esas cosas podrían desordenar las rutinas y perder la esencia del programa. Pero igual me gustaría.

Comenta cuando en un programa de la tarde en Chilevisión les mostraron a Matthei y a Jara las rutinas de Mochatto con actrices que las caracterizaban a ellas. La candidata de Chile Vamos se rió más que la abanderada comunista. “Eso fue raro, porque una vez en el aeropuerto de Santiago me topé a la Jara. De repente sentí que alguien me llamaba, que me decía ‘Toto, Toto’. Me di vuelta y era ella. Yo no la conocía. Se acercó, riéndose. Me saludó y me dijo que venía viendo la entrevista que Mochatto le había hecho a Winter, que se había muerto de la risa. Le dije: ‘Oiga, bueno, si algún día me toca entrevistarla, espero que no se enoje’. Y me respondió: ‘No, yo me río’. Entonces no sé qué le habrá pasado”.

– ¿Te consideras de los mejores comediantes de Chile?

– No sé, puede ser. Me cuesta hablar de mí, es más fácil de mis personajes y sus procesos.

– ¿Te desvela llegar al Festival de Viña?

– Es un tema… Obviamente respeto mucho ese escenario, pero también me pasa que encuentro muy violento lo que pasa ahí. Esta idea del monstruo que se devora a los que se presentan ahí con su trabajo. Es válido que a la gente no le guste algo que se muestra, pero de ahí a hacer este bullying masivo, a que te hagan mierda… A mi pareja le pasó y es violento. ¿Me gustaría ir a mí? Me causa duda.

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Toto Acuña termina de fumarse su cigarrillo. Mira de reojo su celular, que ha vibrado un par de veces. Es claro que el tiempo lo empieza a apurar. Ya por WhatsApp, días anteriores, había advertido que -entre el trabajo y la casa con dos niños pequeños- “siempre me estoy moviendo al borde de todo, sobre todo de colapsar”. Así que sobre la mesa cae la última pregunta.

– ¿Cuál sería la primera pregunta de Mochatto a Mosciatti si lo entrevistara?

– (Se ríe). Creo que sería algo así como: “¿A cuánto está el dólar en la India?”

Entonces vuelve a poner esa voz baja, inquisidora, que no da tregua, y apura a su entrevistado imaginario: “Pero responda señor Mosciatti, ahí está la gente, usted tiene que saberlo, vamos, pero conteste, por favor, ahí está la señora Juanita, ahí está el barrendero”.


También Hermosilla y Boric

Antes de Mochatto, Toto Acuña llevó a Detrás del muro la versión comedia de otro poderoso: el abogado Luis Hermosilla, actualmente formalizado por el Caso Audios. Ya lo había mostrado una vez antes, en la Teletón de fines de 2024. Apenas apareció allí, se convirtió en un hit. Lo bautizó Hermosillo. “Apenas la gente me vio con la barba, los lentes, el celular en la mano, entendió todo. Lo reconocieron de inmediato, la gente explotó”, recuerda. “No me costó hacerlo, tengo su mismo porte, su misma pinta, su mismo físico”.

En varios de los sketch televisivos, Hermosillo apareció con una pistola de agua mojando a quienes lo rodeaban. “En los primeros capítulo del programa, Hermosillo fue como un cañón de batalla”, reconoce. Ahora ha dejado de hacerlo, porque dice que desde que el abogado abandonó Capitán Yáber, para cambiar su cautelar por arresto domiciliar total, la atención mediática sobre él ha bajado. Y el impacto de las rutinas de humor con el personaje es también menor. Pero Acuña encontró prontamente otro nombre: Gabriel Boric.

“Como mi idea no era imitarlo, sino hacerlo parodia, decidí no romperme la cabeza en hacer otro Boric más, porque ya conocemos cuáles son sus palabras o cómo habla. Además hemos aprendido de errores pasados, así que ahora fue una decisión creativa suavizar al personaje; reírnos de las situaciones en las cuales está y no reírnos de él”, explica. Su versión del Presidente de Chile resultó más lúdica; al verlo uno piensa en un niño acelerado, con mucho movimiento de manos y de cuello, un poco arrebatado. Dice que no ha tenido feedback del mandatario.

– ¿Algún otro personaje de este calibre con el que podrías sorprender?

– Tengo un personaje que hice hace unos años atrás, que me encanta, y que ojalá algún día podamos rescatar: El Juez. Es maravilloso, y ahora está muy en boga con lo que pasó con el sicario, que un juez dejó libre. El otro día dije en el programa que lo hiciéramos. Pone el ojo en el Poder Judicial; éste es un personaje al que jamás lo despiden, aunque se equivoque.

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