El mensaje del PAPA León XIV (19/05/25), recogido en diversos medios internacionales como Vatican News, señala los lineamientos de la política internacional del Vaticano bajo su liderazgo. Medios y analistas se centran en promover el diálogo y el desarme, pero eso es insuficiente y distorciona el mensaje. Para entender la continuidad de la política eclesial y lo nuevo que aportará León XIV, analizaremos los lineamientos del Estado Vaticano en las últimas cuatro décadas.
San Juan Pablo II (1978-2005) vivió un mundo bipolar (Capitalismo vs. Comunismo) en transición hacia la hegemonía occidental liderada por EE.UU. Durante su papado, impulsó reformas, aumentó el número de cardenales y predicó contra sistemas totalitarios (fascistas, comunistas), por ser deshumanizantes al negar la naturaleza individual del ser humano—error que también atribuyó al socialismo. Criticó al capitalista egoísta y acumulador, apoyando en cambio al que fomenta desarrollo personal y solidaridad. Promovió acercamientos con judíos (llamándolos hermanos mayores de la fe), musulmanes (besó el Corán, afirmando su cercanía a los cristianos) y ortodoxos, acercándose a patriarcas como Teoctist de Rumanía, Bartolomé I de Constantinopla y Alexis II de Todas las Rusias.
En 2005, Benedicto XVI consolidó las reformas de su predecesor. Siguiendo a San Buenaventura, buscó unión con cristianos orientales y confesiones clásicas (luteranos, calvinistas). Inspirado en Benedicto XV—quien rechazó la Primera Guerra Mundial—promovió una paz justa basada en el derecho moral, el desarme controlado y el arbitraje de controversias.
En 2013, el PAPA Francisco combinó reformas internas (frente a escándalos del clero) con el legado de Juan Pablo II, adaptándolo a la Globalización: crecimiento del catolicismo en África y Asia, rechazo a la guerra nuclear y defensa del migrante.
León XIV mantiene continuidades (paz, diálogo interreligioso, crítica al socialismo y capitalismo) pero innova al aceptar a petición de Giorgia Meloni que el Vaticano medíe entre Ucrania y Rusia, proyectando a la Santa Sede como eje de la política global.
¿Una advertencia? Que la política pontificia no sea usada para promover desarme irresponsable: la doctrina católica reconoce el derecho a la legítima defensa y el uso de la fuerza para garantizar la paz.
*()* Gestor en Conflictos, Seguridad y Desarrollo
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