No retroceder no es una opción.

La participación femenina en los directorios de empresas chilenas sufrió un frenazo inesperado y preocupante, que nos golpeó en la cara y que quedó en evidencia al término de las juntas de accionistas. Veníamos por la carretera, más bien por la pista lenta a paso firme. Pero por primera vez desde 2011, no solo no avanzamos, sino que retrocedimos. Así quedó en dura evidencia en los reportes paralelos del ESE Business School de la Universidad de los Andes y del Instituto de Directores de Chile (IdDC).

Según el primero, la presencia de mujeres en los directorios de las empresas IPSA cayó de 22,1% en 2024 a 21% este año. Mientras que el IdDC registró un descenso de 2,33% de la participación femenina en los directorios de las empresas más transadas en la bolsa, en comparación al año 2024. Solo el 19,87% de esas compañías tiene mujeres directoras. Este dato no es menor, y enciende las alarmas y la luz roja a la vez.

Detrás de los porcentajes hay decisiones estratégicas mal gestionadas, señales contradictorias y, sobre todo, oportunidades desaprovechadas. A pesar de décadas de esfuerzo por incorporar una mirada diversa y plural a las altas esferas corporativas, hoy seguimos viendo directorios con composición 100% masculina y apenas una mujer liderando un directorio IPSA: Pilar Dañobeitía en SMU.

Ningún ecosistema puede prosperar sin variedad de perspectivas. La evidencia global es clara: la diversidad mejora la toma de decisiones, fortalece la gobernanza y genera valor sostenible. Por eso sorprende que, en pleno 2025, solo 59% de las empresas IPSA, una baja respecto al 62% del año anterior, tenga dos o más mujeres en sus mesas, cuando el mínimo recomendado son justamente dos o un mínimo de tres, según organismos internacionales, para generar un impacto real.

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Lo paradójico es que veníamos con las licencias, el combustible y hasta con el vuelo de la conmemoración del Día de la Mujer, cuando Hacienda había dado a conocer el VI Reporte de Indicadores de Género en las Empresas en Chile, donde las directoras por primera vez superaban el 20% de representación en directorios.

Este retroceso se da en paralelo con un fenómeno igualmente llamativo: la persistencia de prácticas informales como las renuncias anticipadas para renovar directorios sin agotar los ciclos legales. Este tipo de “renovación estratégica”, como la llama el reporte del ESE Business School, deja en evidencia una informalidad que afecta la transparencia y perpetúa estructuras rígidas, lejos de un gobierno corporativo moderno y profesional.

Enfrentarnos a este disco pare, no basta. Lo urgente hoy es actuar y retomar la marcha en verde, luego de mirar el entorno. Un combustible serán las cuotas obligatorias que impulse la Ley de Más Mujeres en Directorios, para que ambos sexos tengan una representación mínima del 40%. La Comisión de la Mujer y Equidad de Género del Senado se prepara para despachar el proyecto de ley que cursa su segundo trámite constitucional, para aumentar progresivamente la participación de mujeres en los directorios de las sociedades anónimas abiertas y sociedades anónimas especiales.

Es un ceda el paso en la dirección correcta. Porque si algo nos enseñan estas cifras es que la autorregulación no ha sido suficiente. Se requieren normas claras, incentivos efectivos y una voluntad real para avanzar.

Tener mujeres en los directorios no es “pasarse de cambios”, es una ventaja competitiva que mejora la rentabilidad y la reputación, además atrae talento. Es más, el propio Ministro Marcel ha aludido al informe OCDE 2023, que estimó que la reducción simultánea de las diferencias de participación entre hombres y mujeres de la población laboralmente activa y en las horas de trabajo podría aumentar el crecimiento potencial de Chile del PIB per cápita en un cuarto de punto porcentual por año.

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¿Qué sucede entonces que andamos a tirones? Acaso el contexto global amenazado por EEUU tiene algo que ver? ¿Será que quizá para muchos incorporar a las mujeres venía siendo una moda, un “enchulamiento” o un “cambio de luces” y no era suficiente la evidencia mundial para generar conciencia empresarial? Teníamos una oportunidad clave en las juntas de accionistas de este año, pero no se logró un punto de inflexión, siendo que las mujeres son la llave para enfrentar de manera consistente los nuevos escenarios económicos, políticos, laborales y climáticos, como ya se ha dicho.

En la economía del conocimiento, donde la innovación es el móvil y define la competitividad de los países, el talento no puede ser subutilizado por prejuicios estructurales. No es solo una cuestión de piloto automático, es de estrategia. Chile no puede permitirse frenar el avance de las mujeres en espacios de decisión. Este no es un show, es el Grand Prix de la Fórmula Uno. Hay mucho en juego. Retroceder no es una opción.

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