A pesar de que lidera en ventas a nivel mundial, la automotriz japonesa se encuentra en los últimos lugares en cuanto a desarrollo digital, y el anuncio representa el mayor esfuerzo hasta la fecha para cerrar la brecha con competidores como Tesla y recuperar terreno en tecnologías de conducción autónoma.
El modelo RAV4 de Toyota es uno de los más vendidos en Chile
La japonesa Toyota, la mayor automotriz del mundo, presentó a fines de mayo la nueva versión 2026 de su RAV4, uno de los modelos más populares de la compañía, que saldrá al mercado a finales de este año o principios del próximo.
El Vehículo Deportivo Utilitario (SUV, por sus siglas en inglés), representó por sí solo el 10% de las ventas globales de la firma el año pasado, y tiene varios récords, como haber sido el más vendido del mundo en 2022, superando al Model Y de Tesla, y el más vendido en Estados Unidos en 2024, por encima de la Ford F-150.
En Chile también figura entre los más vendidos, con 8.492 unidades comercializadas en 2018 y 6.090 en 2019, el año de su última actualización antes del próximo lanzamiento.
Pero a pesar del liderazgo mundial de Toyota en ventas, hay un sector donde la japonesa se queda rezagada, y es en el desarrollo del equipamiento digital de sus vehículos. De hecho, el año pasado, la nipona se ubicó en el penúltimo lugar del ranking de Gartner de automotrices digitales.
Buscando recuperar terreno en este ámbito, y para tratar de acortar la brecha con rivales eléctricos como Tesla y la china BYD, que llevan la delantera en el desarrollo de software asociado a la conducción, es que la japonesa decidió jugarse por su propio sistema operativo desarrollado internamente y que fue incorporado por primera vez en la nueva generación de la RAV4.
El nuevo software, conocido como Arene y desarrollado por Woven, la filial digital de Toyota, proporcionará actualizaciones en línea para ayudar a los conductores con maniobras como mantenerse en el carril y estacionarse, además de funciones multimedia y de entretenimiento.
Riesgo de marca
Este es el primer resultado concreto tras siete años de trabajo de Woven y su empresa precursora, y los analistas advierten que la jugada plantea un riesgo considerable, ya que cualquier falla que pueda provocar un retiro masivo del modelo podría perjudicar la imagen de la automotriz entre los consumidores.
La apuesta también es vital para las ambiciones de la compañia de avanzar en las tecnologías de conducción autónoma, que representa la próxima etapa de la industria y que está generando una carrera desenfrenada entre los operadores del sector.
Woven es la apuesta de Toyota para desarrollar el software Arene, pero también para convertirse en una llamada empresa de movilidad que pueda generar ingresos fuera de las ventas de vehículos.
El objetivo de Toyota es lanzar más adelante una plataforma de arquitectura centralizada más ambiciosa, que agregue a las actuales funciones de conducción y entretenimiento, otras aplicaciones relacionadas con el sistema de energía y el chasis del vehículo.