Oleajes intensos dañan playas y estructuras en Barranca

Los oleajes que golpean la costa peruana vienen generando severos daños en diversos puntos del litoral, especialmente en Barranca. El circuito de playas se ha visto afectado por la fuerza del mar que, en las últimas horas, ha socavado cerca de dos metros de arena, lo que ha alarmado a residentes y pescadores locales.

La playa Chorrillos, una de las más tradicionales de la provincia, presenta los mayores daños. Las olas llegan hasta la vereda y han debilitado parte de su infraestructura, exponiendo zócalos de miradores turísticos y estructuras como casetas de salvavidas, las cuales corren riesgo de colapsar. Desde el viernes por la mañana, el mar ha mostrado mayor agresividad, afectando más de 500 metros de playa.

Vecinos denuncia la falta de acción preventiva por parte de las autoridades municipales y regionales. No se han colocado barreras de contención ni sacos de arena para proteger las viviendas más expuestas. Además, la presencia de personal de defensa civil es inexistente, salvo una única bandera roja que advierte sobre el peligro del oleaje. Pese al mal tiempo, negocios y restaurantes en la zona continúan operando, en un intento por mantener ingresos económicos.

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En tanto, en la provincia vecina de Huaura, la situación también es preocupante. Las playas y el puerto de Huacho fueron cerrados temporalmente ante el incremento del oleaje, acompañado de fuertes vientos y lluvias ligeras. La actividad pesquera en caletas como Carquín, Végueta y Medio Mundo ha sido suspendida por completo.

A diferencia de Barranca, en Huacho las autoridades locales sí están monitoreando el fenómeno marítimo y han dispuesto medidas preventivas. La vigilancia permanente busca evitar accidentes entre los pescadores y visitantes que puedan acercarse a la zona costera.

La falta de respuesta inmediata en Barranca evidencia la necesidad de reforzar los protocolos de emergencia frente a fenómenos naturales recurrentes en el litoral. Las comunidades costeras, especialmente en temporadas de oleajes anómalos, demandan una acción coordinada entre los niveles de gobierno para salvaguardar tanto a la población como a las infraestructuras turísticas y productivas.

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