“El Tren de Aragua es una organización de la que se habla mucho, pero se sabe poco”. Ésa es la primera aclaración que hace Pablo Zeballos, ex oficial de inteligencia de Carabineros, consultor internacional y experto en crimen organizado, cuando habla de la banda criminal venezolana que hoy, justamente, está otra vez en la boca de todos en Chile.
Eso después de que el lunes pasado se condenara en Iquique a 12 miembros de este grupo a cadenas perpetuas y otras penas, por los delitos de homicidio, secuestro y tráfico de migrantes. Sólo un día después de aquello, se conoció otro antecedente: por un supuesto error que se está investigando, la semana pasada se le dio libertad a un joven de 18 años que sería un sicario de la banda y que hoy es buscado por la Interpol.
Mientras habla, Zeballos -que el año pasado presentó su libro Un virus entre sombras, sobre la expansión del crimen organizado y el narcotráfico en Chile- toma sin apuros un té en una terraza de Providencia. “Yo defino al Tren de Aragua como un complejo criminal, porque es la integración de muchos grupos criminales en uno solo y que han determinado tener una identidad propia, con una marca muy potente”, lanza como segunda aclaración. Es hora de almuerzo, pero él rechaza la idea de comer algo. Dice que está cuidando su alimentación porque está a punto de comenzar un nuevo “trabajo de campo”, del cual por supuesto no da ni una pista.
“Yo defino al Tren de Aragua como un complejo criminal, porque es la integración de muchos grupos criminales en uno solo y que han determinado tener una identidad propia”, dice Zeballos.
La información que maneja sobre el Tren de Aragua ha hecho que sea un invitado frecuente a programas de radio y televisión. Él mismo escribe columnas sobre el tema que son publicadas por medios digitales. “Pablo Zeballos es la persona que más sabe del Tren de Aragua en Chile, definitivamente”, señala Ronna Rísquez, periodista venezolana que investiga hace años a esta banda criminal y que fue la primera que convirtió su historia en libro, en 2023.
Rísquez -conectada al teléfono desde el extranjero- y Zeballos arman aquí el puzzle de cómo el Tren de Aragua actúa en Chile y por qué, a juicio de la reportera venezolana, nuestro país sigue siendo “el centro de operaciones más grande del Tren de Aragua en América Latina”.
1. Génesis en Tocorón
Se estima que el Tren de Aragua (TdA) comenzó a formarse en la cárcel venezolana de Tocorón entre 2005 y 2006, aunque Pablo Zeballos cree que fue después. Ronna Rísquez dice que los primeros delitos del grupo fueron la extorsión dentro del mismo penal, “se les cobraba a los propios presos un impuesto por estar ahí”, y el microtráfico de droga. “Eso les daba dinero para garantizar la operatividad de la cárcel y del grupo criminal”, comenta la periodista.
La figura allí, precisa Zeballos, “era el llamado pranato, que en definitiva significa líderes criminales que gobiernan la cárcel o la cogobiernan en concomitancia con autoridades encargadas”. En el caso de Tocorón -cárcel que contaba con regalías especiales, como piscinas, discotecas y hasta un zoológico-, ese rol lo tuvo Héctor “Niño” Guerrero, quien hoy está prófugo y sigue siendo el líder máximo del TdA.
En septiembre de 2023, Tocorón fue allanada por el gobierno venezolano. Lo consideraron un éxito, pese a que el “Niño” Guerrero se les escapó en sus narices. Hoy, dice Rísquez, “la cárcel es usada para albergar presos políticos”.
– ¿Y desde dónde manda ahora el Tren de Aragua?
– Nadie lo sabe.
En marzo pasado, en el tribunal de garantía de Arica, se leyó la sentencia a Los Gallegos, brazo del Tren de Aragua. Foto: Aton Chile
2. Objetivo: Chile
“El Tren de Aragua creció muy fuerte dentro y fuera de las cárceles en el estado de Aragua, y después avanzó por otros estados de Venezuela. Era una megabanda venezolana más entre las alrededor de 17 que existían en 2017, según informes de observatorios de violencia y crimen organizado en Venezuela”, explica Zeballos. En 2018, por un incidente delictual ocurrido en un mall de Perú, se tienen las primeras noticias de que el grupo estaba internacionalizándose en ese país, en Bolivia y en Chile.
“Respecto de Chile, hay por lo menos tres puntos de entrada -continúa Zeballos-. Un primer ingreso es el que usa una facción del Tren de Aragua con identidad propia, Los Gallegos, que entran a Arica y toman el control de Cerro Chuño, bajo el liderazgo directivo desde Tacna. Un segundo ingreso es por Iquique, en un grupo donde está Estrella (alias de Carlos González, uno de los líderes de la banda recién condenado en Chile a presidio perpetuo calificado). Ellos se coordinaban con Santiago, que es el tercer punto de ingreso”.
A la capital chilena, por ejemplo, en 2018 llegó Larry Álvarez, alias Larry Changa, uno de los fundadores del TdA junto a Guerrero. Entró como turista, en vuelo comercial. Se estableció un par de años en Santiago, donde lavaba dinero en distintas empresas de fachada, como restaurantes. Cuando se vio con la policía encima, huyó en 2022. Hoy se encuentra detenido en Colombia, mientras Chile y Venezuela han levantado peticiones de extradición.
Según Ronna Rísquez, hay antededentes e hitos que sostienen la idea de que Chile “sigue siendo el centro más grande de operación del Tren de Aragua en América Latina”. Nombra la presencia de líderes del TdA en nuestro país, la existencia del grupo ya en todas las regiones chilenas y los bullados juicios donde se ha condenado a miembros de la banda. Anterior al del lunes 14, ya en marzo de 2025 hubo un juicio en que se condenó a 34 personas de la facción Los Gallegos, quienes sumaron en total 650 años de presidio.
“Posiblemente la operación en Chile haya sido más fuerte hace unos años, antes de que empezaran los juicios, pero claramente sigue siendo una operación importante”, señala Rísquez. De hecho, agrega, ella tiene información de que las policías han estado buscando en Chile a uno de los medio hermanos del “Niño” Guerrero.
“Posiblemente la operación en Chile haya sido más fuerte hace unos años, antes de que empezaran los juicios, pero claramente sigue siendo una operación importante”, señala Rísquez.
3. “Oportunidades”
El incremento de la ola migratoria desde Venezuela, a partir del 2017, fue aprovechada por el Tren de Aragua para crecer como organización criminal, enfatiza Zeballos. “Parte de la migración se dio por canales formales, pero otra fue producto de un tráfico de migrantes, donde este grupo arma una economía ilícita. Funciona por rutas irregulares y el Tren de Aragua empieza a cobrar en ellas. El problema es que no todos los migrantes tienen capacidad de pago y ahí esta banda ve otras oportunidades: ‘¿Tú no puedes pagar?, entonces vas a pasar esto por mí. ¿Tú no puedes pagar?, entonces cuando llegues vas a trabajar para mí y tus primeros sueldos son míos’”. Así van armando una gobernanza criminal en territorios que empiezan a dominar.
Además, aprovechan espacios donde el crimen local no ha entrado aún o lo ha hecho tímidamente; y que ellos pueden explotar mejor. “En Chile, por dar un ejemplo, ven la prostitución como un mercado no regulado, en ese limbo de que está permitido y no. Ellos generan un mercado, incorporan a esas migrantes que no pudieron pagar el paso y que ahora en condiciones de semiesclavitud trabajan para ellos. A las que se resisten, las asesinan. Es terrible”, dice Zeballos. Una logica similar se usó para entrar al circuito de tráfico de ketamina.
El TdA se da cuenta pronto de que necesita más gente para seguir expandiéndose y, según Zeballos, ofrece dos modelos: “Uno, la franquicia de la marca; o sea a un grupo criminal de origen venezolano que no tenía marca le permiten usar el nombre, a cambio de pagarles gran parte del dinero que obtengan en sus delitos. Y dos, la línea pura que viene de Tocorón y que también tiene sus enviados. Delegados que hacen una especie de auditoría del funcionamiento de las franquicias, y tienen la capacidad de determinar si están o no alineadas. Si no lo están, castigan. El peor pecado que puedes cometer es quedarte con dinero que es del Tren de Aragua”.
“El peor pecado que puedes cometer es quedarte con dinero que es del Tren de Aragua”, comenta Zeballos.
4. Economías ilícitas
Dice Zeballos: “El Tren de Aragua, como todo crimen organizado, es un modelo económico que busca rentabilidad a través de la explotación de economías ilícitas. Su negocio no es infundir miedo, ni temor, ni matar personas; ése es el método. El negocio del Tren de Aragua es tomar las ganancias de las economías ilícitas e inyectarlas a la economía formal. Ése es el objetivo”.
El método, en todo caso, no deja de tener relevancia. “Sobre todo después de la pandemia, el método más exitoso de las estructuras criminales es la violencia desmedida, irracional, pero esencialmente simbólica. Por ejemplo, nos sorprendemos de que lleguen dos camionetas y disparen 400 tiros contra una casa, pero eso no tiene nada de estúpido; es un mensaje de poder: ‘Tengo capacidad de disparar 400 municiones; el siguiente paso será matarte si no obedeces a mi poder de fuego’. No olvidemos que las policías en Chile tienen 10 tiros al año para entrenar. Ellos tienen 400”.
Pero insiste: “El objetivo del Estado no es desarticular los métodos, sino las economías ilícitas que imponen los métodos”.
La explotación de esas economías ilícitas generan ganancias, a las que el TdA busca sacar provecho. “Ya no se trata de guardar el dinero para que se pudra en las murallas, como le pasó a Pablo Escobar. En el caso del Tren de Aragua, como aún es una organización nueva, gran parte de sus recursos sirve para potenciar el grupo criminal. Pagan más, reclutan más gente, compran más armas, más bienes, arman locales para el lavado de activos, invierten en conocimiento de tecnología de cripto lavado, etc. Pero siempre son los mega líderes quienes reciben buena parte de esa ganancia. Y el resto lo acepta porque piensa que algún día pueden llegar a ser uno de esos líderes. Es la lógica de crecimiento. Esto es una empresa. Tú entras como ingeniero y puedes terminar siendo el CEO si eres realmente bueno”.
“Su negocio no es infundir miedo, ni temor, ni matar personas; ése es el método. El negocio del Tren de Aragua es tomar las ganancias de las economías ilícitas e inyectarlas a la economía formal”, señala Zeballos.
El experto comenta que hoy se observan situaciones como que las extorsiones ya no se cobran en dinero efectivo, sino a través de plataformas de pago, que son más difíciles de rastrear. Aunque igual se sigue lavando dinero de modo tradicional, a través de rubros como alimentación, transporte, barberías, casas de cambio. “También empresas con actividad dual: generan ganancias lícitas e ilícitas. Por ejemplo, en América Latina han surgido farmacias donde se lavan activos, a través de venta simulada, y al mismo tiempo se utilizan para vender medicamentos falsificados, uno de los mercados ilícitos más fuertes y rentables en el crimen organizado. Y también permiten importar ciertos insumos para convertirlos en drogas sintéticas”.
– ¿Ya está ocurriendo eso en Chile?
– Sólo decir que los modelos exitosos se replican.
Zeballos dice no manejar cifras de las ganancias del TdA. “Creo que esa es una falencia fuerte de los estudios académicos, de los estudios independientes, de los investigadores y del Estado. La econometría criminal; medir la ganancia de esta economía ilícita es un desafío”.
5. ¿Cuántos son?
Zeballos dice que hay estimaciones diversas sobre cuántos miembros del TdA hay en Chile, pero se calcula que deben ser al menos unas 500 personas activas. “Yo personalmente no tengo una cifra. Tiendo a pensar que es más que esas estimaciones que he escuchado. Pero hay un fenómeno complejo allí, porque existen muchas personas que se sienten del Tren de Aragua y en realidad no lo son; digamos que son simpatizantes pero no militantes. Este grupo no tiene un nivel de exigencia de ingreso como otras estructuras criminales más avanzadas, como la Cosa Nostra”, precisa.
Por su parte, Rísquez señala que en la composición de ese grupo hay mayoritariamente venezolanos, aunque también se han visto otros extranjeros e incluso chilenos. Funcionan con células, equipos de personas donde hay niveles de liderazgo y también ciertos niveles de especialización.
Respecto de los miembros del TdA detenidos en Chile, Zeballos tampoco aventura una cifra. Sí, Rísquez: “Recuerdo que en enero o febrero, la entonces ministra Tohá dijo que hasta esa fecha había algo así como 200 detenidos. Es una referencia interesante”.
El tema carcelario no es menor. El TdA creció en la cárcel, sabe cómo reclutar allí a sus soldados y expandir su estructura criminal. “Entonces, ante eso, definitivamente el sistema penitenciario chileno tiene que avanzar como una política de Estado que se adapte a las condiciones y exigencias del crimen organizado. Por ejemplo, definir definitivamente el rol de Gendarmería o entender cómo va a ser la función de reinserción, porque si alguien piensa que solamente llenar de personas las cárceles es una solución al crimen organizado, está muy equivocado”.
El TdA se ha expandido por América Latina, pero hay países de la región donde aún no tiene operaciones, precisa Rísquez. Y nombra a Argentina, Ecuador, Uruguay o República Dominicana. La preocupación, en todo caso, no aminora. En el verano, Estados Unidos incluyó a la banda dentro de los grupos terroristas. Y en España recientemente se detuvo a dos miembros del grupo, “aunque todavía no hay pruebas concretas de que haya una operación allí”.
6. Talón de Aquiles
¿Tiene el Tren de Aragua algún talón de Aquiles, algún flanco vulnerable? Zeballos no duda: “Creo que donde el Estado realmente puede golpear a esta estructura criminal es en su infraestructura económica. Además de los liderazgos, es importante golpear sus economías. Es decir, disminuir sus flujos de dinero”.
“Creo que donde el Estado realmente puede golpear a esta estructura criminal es en su infraestructura económica. Además de los liderazgos, es importante golpear sus economías”, dice Zeballos.
Dice que esta tarea debe incluir distintas acciones, aunque algunas parezcan pequeñas. “Si le preguntas a cualquier persona cuál es el delito más recurrente en Providencia, te dirá que el robo del celular. Y todos te van a decir que fue un extranjero. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Y esos celulares se vuelven a vender en Chile o no? Si vas a cualquier courier, te vas a dar cuenta de la cantidad de celulares que se envían a Venezuela. Si queremos luchar contra el crimen organizado hay que preocuparse de esas cosas. Porque así como el líder se puede dedicar a tener la banda de sicarios más fuerte del mundo y secuestrar a (Ronald) Ojeda, también se dedica a robar celulares porque no desaprovecha el control del territorio. Su negocio es controlar el territorio”.
Y agrega: “¿Realmente queremos luchar con esto? Entonces veamos una normativa para exigirles a las empresas de courier que cualquier envío que se mande a Colombia, a Venezuela, de productos que son de alto robo, debas por lo menos acreditar el origen del producto o saber si tiene un encargo por robo o está bloqueado. Si no hay desincentivo para robar celulares, seguirá ocurriendo porque es un buen mercado. Hay que hacer difíciles las economías del crimen organizado”.