Hace unos días, un avión de COPA AIRLINES estuvo a punto de aterrizar en una pista cerrada por mantenimiento en el aeropuerto Jorge Chávez. Un error gravísimo del Centro de Operaciones de COPA por no darle un buen BREIFING a la tripulación, del piloto de no verificar personalmente los NOTAMS del aeropuerto de destino y de la torre de control por no confirmar que el piloto colacione las instrucciones recibidas. Un milagro evitó una tragedia. Pero ¿cómo es posible que se sigan cometiendo este tipo de errores? La respuesta no está solo en la torre. Está en todo el sistema controlado por un sindicato con poder absoluto, una empresa estatal complaciente y autoridades que responden a un ministro y no al país.
Un sindicato que secuestra la operación.
El sindicato de controladores aéreos no solo representa a sus afiliados. En la práctica, controla CORPAC desde dentro, imponiendo condiciones, vetando contrataciones de nuevo personal y garantizando turnos extendidos que les permiten cobrar horas extras de forma habitual. La fatiga es constante, pero el ingreso econímico adicional también.
Es un esquema perverso: menos personal, más horas, más dinero para los mismos de siempre.
CORPAC: una empresa estatal secuestrada
CORPAC tiene presupuesto para contratar nuevos controladores, pero no lo hace. ¿Por qué? Porque prefiere mantener un sistema donde el sindicato controla turnos y operaciones a cambio de estabilidad interna, Y la autoridad DGAC se lo permite. El resultado: personal agotado, errores críticos, y un ambiente donde la seguridad pareciera ser opcional.
¿Y quién fiscaliza todo esto? Nadie. Todos responden al ministro.
Aquí viene lo más grave. Los máximos responsables de la aviación y seguridad aérea en el Perú el director de CORPAC, el director de la DGAC y el presidente de la Comisión Investigadora de Accidentes de Aviación (CIAA) son todos cargos de confianza nombrados directamente por el Ministro del MTC. Es decir, están subordinados y dependen jerárquicamente de un poder político que aparentemente tiene más interés en que los errores no salgan a la luz.
Cuando ocurre un incidente, ¿quién investiga?; la DGAC está subordinada al mismo ministro que nombra al jefe de CORPAC y al presidente de la CIAA. No hay independencia, no hay transparencia, no hay imparcialidad. Es un sistema donde los errores se encubren y los responsables se protegen entre sí.
¿Qué se necesita YA?
Intervención inmediata del Congreso, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo, para auditar el manejo de personal y turnos en CORPAC.
Prohibición de horas extras sistemáticas del personal en el control aéreo, salvo en situaciones extraordinarias verificadas.
Contratación y calificación urgente de nuevos controladores, libres del veto sindical e incorporación del personal de controladores aéreos de la FUERZA AEREA DEL PERÚ debidamente certificados por la DGAC.
Creación de una autoridad independiente para investigar incidentes aéreos, sin subordinación política.
Reforma urgente de la DGAC, para garantizar autonomía técnica y rendición de cuentas.
La aviación no puede seguir funcionando bajo un sistema capturado por intereses sindicales y subordinado al poder político de turno.
Cada vuelo depende de decisiones críticas que deben tomarse con objetividad y descanso, no con cansancio y miedo a perder el bono.
No esperemos un nuevo accidente con muertos que lamentar para decir que:
“Nadie lo vio venir”.
Todos lo ven: Solo falta que alguien se atreva a actuar.
(*) Expiloto FAP y expiloto de transporte de pasajeros en Líneas Internacionales