Por: Antero Flores-Araoz Optimismo y realismo

El actual Presidente del Consejo de Ministros cumplió formalmente con su obligación constitucional de concurrir al Pleno del Congreso para expone la política general del gobierno y solicitar el voto de confianza.

La confianza le fue otorgada con votación menguada, aunque esperada pues había conseguido el compromiso previo de algunas bancadas parlamentarias en dicho sentido, lo que no es lo más prolijo, dado que antes de otorgar la confianza hay que escuchar la exposición y debatirla. Anticiparselo no es muy sensato aunque práctico.

En la exposición se pudo observar el exageradísimo optimismo del Gabinete Ministerial, cuando expresó como objetivo el luchar contra la inseguridad y la delincuencia y salir airoso de ello, cuando ya ha pasado considerable tiempo desde la asunción al cargo de la presidenta Boluarte, sin conseguirlo y tampoco se observan posibilidades de cambio.

Algo similar acontece con su “impulso del crecimiento económico”, pese al viraje de la presidenta Boluarte anunciado con bombos y platillos al Congreso en su mensaje del 28 de julio del año pasado. Estamos casi a un año de ello y no vemos que se destrabe tanto proyecto de inversión que están detenidos, tampoco se han eliminado trámites, procedimientos y requisitos que constituyen barreras burocráticas absolutamente tóxicas y que espantan la inversión. Solo tenemos más ofrecimientos.

En cuanto a la formalización de los informales, mucho ofrecimiento pero no acciones, todo igual, es ¡cero puntos, cero goles!

Para quienes ansiamos un Perú mejor, evidentemente es música de los cielos escuchar que “El reto del gabinete… es afianzar y consolidar la expansión de la economía social de mercado y con una firme apuesta por la inversión privada, la estabilidad política y económica y el desarrollo con equidad”. Suena ello maravilloso, pero no hay que olvidar que ya estamos a menos de un año de las elecciones del 2026 y la experiencia nos dice que en ése lapso lamentablemente la inversión no prospera y se reduce, ya que como decía Roberto Ramírez del Villar, el “órgano más sensible del empresario es su billetera”, y por lógica razón se esperan los resultados electorales, más cuándo se puede apreciar que nuestros compatriotas no escarmientan y siguen muchos con sus veleidades izquierdistas que llevan al desastre y a mayor pobreza y que, las agrupaciones políticas de centro y centro derecha siguen divididas olvidando que el primer deber cívico es con el país y no con la agrupación política.

Como lista de lavandería se anunció la ejecución de innumerables proyectos de inversión pública, cuya ejecución inmediata es poco probable, más conociéndose la laboriosa y extensa tramitología para sacarlos adelante y, más como repetimos, tratándose de tiempos preelectorales y electorales.

El actual Gabinete Ministerial en la práctica es el mismo que el que presidió Gustavo Adrianzén, con muchos enroques y mínimos cambios, pero conociendo el nuevo Presidente del Consejo de Ministros de que pie cojean sus heredados colegas de Gabinete, bien sabe que hay que hacer algunos cambios si es que quiere tener un aceptable éxito en su complicada gestión. Ojalá prime el deber ante la complacencia del amiguismo.

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