Mi reiterada afirmación de que el estado de Palestina es un invento y una mentira, se basa en hechos históricos fácilmente comprobables, como sigue:
Israel se convirtió en nación en el año 1312 A.C., dos mil años antes del surgimiento del Islam; Los refugiados árabes comenzaron a identificarse a sí mismos como parte del pueblo palestino en 1967, dos décadas después del establecimiento del moderno estado de Israel; Desde 1272 A.C., los Judíos tuvieron el dominio de la tierra durante 1,000 años y una presencia continua en el país durante los últimos 3,300 años; el dominio de los árabes desde su conquista duró apenas 22 años Durante más de 3,300 años Jerusalén fue la capital judía. Jerusalén nunca fue la capital de ninguna entidad árabe o musulmana. Aún cuando los jordanos ocuparon Jerusalén, nunca intentaron hacerla su capital y ningún líder árabe la visitó; Jerusalén es nombrada 699 veces en la Santa Biblia. Jerusalén no es nombrada ni una sola vez en el Corán; El rey David fundó Jerusalén. Mahoma no estuvo nunca en Jerusalén; los judíos rezan mirando hacia Jerusalén, los musulmanes rezan dando la espalda a Jerusalén; En 1948 los refugiados árabes fueron alentados por sus líderes a dejar Israel con la promesa de limpiar el país de judíos. Un 68% se fue sin haber visto jamás un soldado israelí. A los que permanecieron Israel les otorgó los mismos derechos civiles, de paz y de nacionalidad que a los demás residentes judíos y cristianos; Los refugiados judíos fueron obligados a huir de los países árabes; el número de árabes que abandonaron Israel en 1948 se calcula en 600,000 y los refugiados judíos de los países árabes fueron una cantidad similar; Los árabes que huyeron de Israel a los países árabes no fueron intencionalmente absorbidos o integrados por ningún país árabe a pesar de los extensos territorios de los mismos. De los 100 millones de refugiados después de la II Guerra Mundial, estos árabes son el único grupo de refugiados que no fue integrado o absorbido por los países de su propia etnia. Los refugiados judíos fueron totalmente absorbidos en Israel, un país más pequeño que el departamento de Lima (35,000 Km2 Lima x 22,000 Km2 todo Israel); Los árabes están representados por ocho países sin contar los palestinos. Hay una sola nación judía. Las naciones árabes iniciaron las cinco guerras y perdieron todas. Cada vez Israel se defendió y ganó; La Carta Magna de la Autoridad Palestina demanda la destrucción del estado de Israel. Israel les cedió a los palestinos la mayor parte de las tierras de la Margen Occidental del Jordán con autonomía bajo autoridad palestina y les da provisiones; Durante el gobierno jordano en Jerusalén fueron mancillados los sitios sagrados judíos, 85 sinagogas fueron destruidas y se les denegó a los judíos el acceso a los lugares de culto judíos y las Naciones Unidas permanecieron en silencio. Bajo el gobierno israelí todos los sitios musulmanes y cristianos han sido preservados y son accesibles a todas las personas cualquiera sea su credo.
La situación en Medio Oriente parece fácilmente comprensible para todo el mundo: los palestinos quieren una patria y los musulmanes quieren controlar los lugares que consideran sagrados. Parece sencillo.
Lo sería si simplemente los así llamados “palestinos” y sus dirigentes aceptaran la existencia del Estado de Israel. No lo han hecho nunca. El origen de tanta violencia y revueltas nada tiene que ver con la reivindicación de una patria por parte de los palestinos, ni tampoco con la decisión de los musulmanes de controlar un puñado de lugares que consideran sagrados. Antes de la Guerra de los Seis Días, en 1967, no hubo ningún movimiento a favor de la independencia de los palestinos.
Antes de 1967 Israel no había ocupado aún Cisjordania y la ciudad vieja de Jerusalén. La razón de que Israel conquistara Judea , Samaria y Jerusalén Este en esa guerra no tuvo nada que ver con los palestinos o con Yasser Arafat. La verdad es que esos territorios habían sido ocupados por el rey Hussein de Jordania en 1948. Antes de la ocupación de Israel ni las Naciones Unidas ni nadie le pidió al soberano hachemita que devuelva a los palestinos esos territorios. Simplemente porque los palestinos no existían como tales. Recién descubrieron su identidad de palestinos justo después que Israel ganó esa guerra e inventaron el estado de una palestina árabe que es una mentira.
El nombre «Palestina» fue utilizado por primera vez en el año 135 de la actual era por el emperador romano Adriano, a quien no le bastó con borrar al pueblo judío de la faz de Judea (¡patria judía desde hacía nada menos que un millar de años!), ni tampoco con destruir su Templo en Jerusalén sino que quizo borrar todo rastro de la civilización judía bautizando su antiguo hogar con un nombre acuñado por los filisteos. Todo ello porque los judíos se habían enfrentado a Roma.
Los filisteos eran ese pueblo al que perteneció Goliat, que siglos antes vencieron los hebreos. Con aquel gesto, los romanos buscaban agraviar aún más a los judíos. También quisieron ponerle otro nombre a Jerusalén -«Alea Capitolina»- pero el invento no tuvo éxito. Lo cierto es que Palestina, considerada como entidad autónoma, nunca ha tenido existencia histórica. ¡Nunca!
La región ha caído sucesivamente bajo el dominio de romanos, cruzados cristianos, musulmanes (quienes, por cierto, nunca hicieron de Jerusalén su capital), otomanos y, durante un breve periodo, británicos, poco después de la Primera Guerra Mundial. Después de la Declaración Balfour , en 1917, los británicos se mostraron favorables a una cesión al menos parcial de la región al pueblo judío, para que en ella pudiera establecer un Estado soberano.
No existe nada parecido a una lengua palestina. Ni siquiera existe una cultura palestina. Nunca ha existido una Palestina gobernada por palestinos. En realidad, los palestinos son árabes, y son inseparables de los jordanos (Jordania también fue creada recientemente, en 1922, por los británicos).
El mundo árabe controla el 99,9 % del territorio de Medio Oriente, e Israel apenas representa el 0,1 % de su superficie total. Pero con esto los árabes no tienen suficiente. Lo quieren TODO. Y precisamente esto es el fondo de su rechazo a Israel. La avidez, la arrogancia, la envidia. la codicia y la imposición en el mundo de sus leyes, normas, costumbres y dominio. Por eso da igual que Israel haga concesiones: el mundo árabe nunca se dará por satisfecho.
¿Y los santuarios del Islam? Pues resulta, sencillamente, que no hay ni uno solo en Jerusalén. Dicen los musulmanes que » la mezquita Al-Aqsa y el Templo de la Roca en Jerusalén, después de La Meca y Medina, son el tercer lugar sagrado de peregrinación para el Islam». ¡Es falso! En realidad, Jerusalén no aparece mencionada en el Corán ni una sola vez, mientras que La Meca es citada más de un centenar de veces. Mas bien Jerusalén aparece mencionado hasta ¡699 veces! en la Torá. De hecho, no hay ninguna prueba histórica de que el profeta Mahoma haya estado en Jerusalén.
¿Cómo es posible entonces que Jerusalén se haya convertido en el tercer lugar de peregrinación para los musulmanes? Actualmente, éstos suelen remitirse a un pasaje impreciso del Corán, la sura 17, que lleva por título «El viaje nocturno». Donde se evoca la vez que en sueños Mahoma fue llevado «del templo sacro al templo más lejano que hemos consagrado a nuestro culto.” La sura 17 contiene una vaga alusión a «la mezquita más lejana»: «Infinito en Su gloria es Aquel que transportó a Su siervo en la noche de la Casa Inviolable de Adoración a la Casa Lejana de Adoración». Eso no prueba de que se trata de Jerusalén.
En el siglo VII, los musulmanes identificaron los dos templos mencionados en esta sura como La Meca y Jerusalén. Ese es el único vínculo entre el Islam y Jerusalén. En otras palabras, un vínculo basado en sueños, imaginación, interpretaciones y mitos. Por el contrario, el pueblo judío puede demostrar que su arraigo en Jerusalén se remonta a los tiempos del patriarca Abraham.
En tiempos de Mahoma, muerto en 632 de la era cristiana, Jerusalén era una ciudad cristiana del reino bizantino. No fue conquistada por el califa Omar hasta seis años después. Durante ese periodo, la ciudad sólo albergaba iglesias, y en el Monte del Templo se levantaba la iglesia bizantina de Santa María. Hacia el año 711, es decir 80 años después de la muerte de Mahoma, la iglesia fue transformada en mezquita y bautizada Al-Aqsa para así sustanciar la sura 17 del Corán. Pero, cuando Mahoma redactó el Corán, no podía referirse a esta mezquita, fundada tres generaciones después de su muerte. Mahoma nunca manifestó especial simpatía por Jerusalén. En una oportunidad, autorizó a sus seguidores a rezar en dirección a Jerusalén durante unos meses, con la idea de convencer a los judíos de convertirse al Islam. Al ver que fracasaba su iniciativa, el 12 de febrero de 624 impuso la prohibición de rezar en dirección a Jerusalén. Jerusalén nunca fue para los musulmanes un lugar sagrado.
¿Cómo llevar la paz a Medio Oriente? Es suficiente que los dirigentes “palestinos” se atrevan a decir la verdad sobre los derechos del pueblo judío al territorio y a su existencia. Seguir propagando mentiras sólo puede agravar la situación actual. Seguir alegando reivindicaciones espurias para despreciar el legítimo derecho que 5,000 años de historia otorgan a los judíos -un derecho cimentado, además, en pruebas históricas y arqueológicas irrefutables- sólo conduce a perennizar el conflicto actual.
De manera que creo que ya es tiempo que el mundo reconozca universalmente el derecho del pueblo judío a existir en su patria ancestral en el territorio que actualmente ocupa y el que debe incluir asimismo Judea y Samaria, por derecho propio y divino y por ser de Justicia.