Es broadcaster, emprendedor y empresario exitoso, con una personalidad desbordante, nada tímido, con mucha calle, esquina y óvalo incluidos; con un ego indomable y un notorio déficit de humildad. Así podríamos definir a la nueva figura de la derecha peruana: Phillip Butters Rivadeneira, quien en estos días ha lanzado su precandidatura a la presidencia del Perú por el partido Avanza País. Todo hace indicar que ha llegado a la política para quedarse y reclamar para sí el liderazgo de una nueva derecha peruana, huérfana de un candidato que rompa los esquemas cuadriculados de la vieja centroderecha, cobarde y genuflexa frente a la izquierda y que enfrente con ímpetu y solvencia al progresismo corrupto, infame y globalista, enarbolando una bandera tan sencilla como fundamental: el sentido común.
Decir que lo conozco sería una exageración. Soy un habitual contertulio de su medio de comunicación, PBO, una de las pocas trincheras que quedan en el Perú donde los libertarios en lo económico y conservadores en lo social tenemos voz. He participado en su exitoso programa Cumbutters y he podido intercambiar algunas ideas sobre lo que a ambos nos interesa: el Perú y su futuro. Si algo puedo afirmar con certeza, es que está comprometido con la gesta histórica que lo espera de ser elegido presidente: la reingeniería total de nuestro país. Le dije una vez: “Tú debes encarnar a la nueva derecha patriótica, siguiendo el modelo de Vox en España o de La Libertad Avanza en Argentina”, y él me respondió con agudeza: “No, yo soy una nueva ‘derecha emprendedora’”, recordándome en esa respuesta que el Perú no calza en moldes importados como Milei, Bukele o Abascal. El Perú es un universo propio, es ancho y ajeno. Para gobernarlo no basta con ser inteligente; sobre todo, hay que sintonizar con su gente saber delegar. El Perú no es de saco y corbata; el Perú es de trabajo, es un pueblo que no reclama ayudas, sino oportunidades.
En nuestro país se está dando un fenómeno similar al del vecino Chile, con elecciones en noviembre de este año: una derecha conservadora encarnada por José Antonio Kast y una nueva derecha libertaria representada por Johannes Kaiser. A simple vista, una derecha dividida. Lo lógico sería la unión de ambas fuerzas. Algo similar podría ocurrir en el Perú si se confirman las candidaturas de Butters y del alcalde López Aliaga por separado. Aún queda un largo camino por recorrer. La mejor forma de depurar esa disyuntiva entre las únicas candidaturas de peso de la derecha en nuestro país son los votos. La experiencia de alianzas y cuchipandas ha sido nefasta para el Perú.
Serán meses decisivos para ver cuál de los dos candidatos logra pasar a la segunda vuelta electoral. La ventaja del alcalde de Lima, con sus mega obras, suena por ahora abrumadora. Pero Butters tiene ese desparpajo de poder mirarte a los ojos y convencerte de que, en él, la seguridad, la reforma del Estado y, sobre todo, el dar nuevas oportunidades al desposeído, son su especialidad.
La plaza se calienta poco a poco y el tiempo nos dirá si la derecha emprendedora es una realidad.
(*) Analista internacional