Todos sabemos que la lluvia se avecina, y quienes la promueven son los sectores rojos y caviares que defienden sus propios intereses y los de los comunistas del siglo XXI. Estos grupos influenciados por organismos internacionales y países como Cuba, Brasil, Venezuela, Colombia y Bolivia entre otros, aprovechan e incentivan la desunión y las disputas dentro de la derecha peruana de cara a las próximas elecciones.
Mientras tanto, el país se desangra con un poder judicial infiltrado por los rojos que facilita el crimen organizado y la corrupción generalizada. En este escenario, el pueblo ya alcanzó el 80% de informalidad entre comerciantes y trabajadores, un record que en el futuro nos traerá serios problemas, pues este fenómeno sigue alimentando la inseguridad ciudadana que impera en el país, a través de la minería ilegal, el narcotráfico, terrorismo rural y urbano y todo tipo de delitos que al final, podrían desencadenar el fraude en las elecciones del 2026.
Ahora, vemos también que la minería ilegal se ha infiltrado en algunos partidos políticos al norte del país en la región de La Libertad. Se estima que el 26.7% de estos mineros están vinculados al partido Alianza Para el Progreso (APP) de Cesar Acuña, entre otros. No solo operan bajo la cobertura del Registro Integral de Formalización Minera (REINFO) administrado por el Ministerio de Energía y Mina (MINEM), sino que también ahora están inmersos en la política.
Ni qué decir de la Provincia de Purús, que busca su anexión a Brasil, cuyo gobierno apoya y mantiene a la mayoría de los nativos, permitiendo su supervivencia y atención de los servicios básicos. Por otro lado, el desastre económico Boliviano amenaza de una u otra forma el sur del país. La minería ilegal y el valor del sol peruano mantiene viva la inmigración, infiltración y la supervivencia de etnias compatibles con el Perú. Esta situación es aprovechada por Cuba, Venezuela y los leales a Evo Morales para crear un caos que se agrava cada día y pone en peligro, además de los casos anteriores, las elecciones del 2026.
Por todas las razones expuestas, “hay que sacar el paraguas antes de que llueva”, con el respaldo político que se necesita o sin él. Pero hay que actuar ya, el tiempo apremia. Debe consolidarse una alianza de partidos fuertes de derecha para enfrentar el bloque comunista y caviar que busca ganar los comicios en las próximas elecciones. Es urgente reformar el Sistema Judicial expulsando a los infiltrados de izquierda que han venido distorsionando la verdadera justicia. Asimismo, salirse de la Comision Interamericana de Derechos Humanos.
El presidente del Jurado Nacional de Elecciones debe dilucidar qué pasará con los partidos políticos que ya estaban inscritos y se detectó la falsificación de firmas en sus padrones para poder inscribirse en el JNE. De una vez por todas, debe determinar cuántos partidos estarán habilitados de acuerdo a la Constitución y Leyes vigentes para participar en las elecciones del 2026. El conteo de votos deberá garantizarse con la máxima rigurosidad de veracidad.
La acción de las fuerzas del orden debe ser contundente, aplicando toda la fuerza que se requiera para combatir el crimen, tal como lo hizo la Policía Nacional del Perú en el último operativo de la vía expresa. Solo así la inseguridad irá disminuyendo. Las FFAA deben de actuar de inmediato, con la misma contundencia en las diferentes regiones donde estamos perdiendo soberania.